Domingo, 4 de marzo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › BRASIL LULA BUSCA PERFORAR EL MERCADO BIOENERGETICO DE EE.UU.
Con el fantasma de Chávez revoloteando, Washington busca reafirmar el liderazgo regional de Brasilia. Bush, en su nueva versión verde, quiere garantías comerciales para transformar el etanol en un commoditie. El PT organizará marchas de apoyo al Mercosur.
Por Mercedes López San Miguel
Bush llega a San Pablo para una visita que se resume en una palabra: biocombustible. El republicano tratará de dar el puntapié inicial para la redefinición de la matriz energética de Estados Unidos, habida cuenta de la proclamada necesidad de su país de liberarse de la dependencia de las importaciones de combustible de Medio Oriente y Venezuela. La primera escala de la gira latinoamericana le servirá además a George. W. para hacer marketing político y mostrarse (tardíamente) preocupado por solucionar la contaminación ambiental. Por su parte, Brasil ve una oportunidad para expandir el mercado del etanol, siendo el líder mundial en la producción de este combustible no fósil y menos contaminante. En el plano político, Lula podrá estar satisfecho de “jogar” el rol de líder regional sin sentir el contrapeso de Hugo Chávez.
Mientras Estados Unidos buscará garantías comerciales para los acuerdos de reparto de mercados de etanol con Brasil pedirá que se eliminen las barreras arancelarias para la entrada de ese combustible brasileño al país del Norte. La clave es que el etanol norteamericano producido a base de maíz tiene baja productividad y, por lo tanto, su costo es mucho más elevado que el producido en Brasil, a partir de la caña de azúcar. Luciano Zica, del Partido de los Trabajadores (PT), es uno de los mayores especialistas en el Congreso brasileño sobre energía, petróleo y medio ambiente y habló con Página/12 sobre esta negociación. “A Estados Unidos no le interesa transformar su agricultura, sino establecer una especificación internacional –un grado de tenor alcohólico único en todo el continente– para que el etanol se vuelva un commoditie y les asegure la tranquilidad de buscar su provisión en cualquier parte del mundo como lo hace hoy con el petróleo. En tanto a Brasil le importa que se eliminen las barreras tributarias para la entrada de etanol brasileño a EE.UU., pero los productores de etanol a partir del maíz harán lobby para que esto no suceda”.
Brasil y EE.UU., primero y segundo productores mundiales de alcohol etílico, elaboran unos 35 mil millones de litros al año, lo que representa más del 70 por ciento del mercado global. “Es un combustible obtenido de fuente renovable, que permite el establecimiento de una industria química de base”, explica a este diario Luis Alberto Moniz Bandeira, autor de La formación del Imperio americano (Ed. Norma). Bush había anticipado en su último discurso sobre el Estado de la Unión que su administración fomentaría la industria de combustibles alternativos: “Es de vital interés para nosotros diversificar el suministro energético de EE.UU... debemos continuar invirtiendo en nuevos métodos para producir etanol”. La semana pasada Washington y Brasilia anunciaron la creación de un Foro Internacional de Biocombustibles que incluye a China, India, Sudáfrica y la UE.
Walter Pomar, secretario de Relaciones Internacionales del PT, partido de Lula, subraya que negociar con Estados Unidos hoy no es una opción, es una necesidad. “La cuestión es saber qué concesiones exigimos y qué concesiones hacemos. De nuestra parte, no aceptamos ninguna negociación que ponga en riesgo el proceso de integración continental o la soberanía brasileña”, señaló a este diario.
El analista político Moniz Bandeira coincide en que Washington quiere cambiar la dependencia al petróleo y agrega: “Bush no podría visitar a América latina sin ir a Brasil, que en la región es su principal socio económico y comercial. EE.UU. y Brasil son las dos mayores masas territoriales y demográficas y, a pesar de la asimetría, las dos mayores masas económicas. Brasil no sólo es el principal mercado de Estados Unidos en América del Sur, también es estratégicamente el país más importante”. En Brasil este 8 y 9 está previsto que se realicen movilizaciones en rechazo a la visita del mandatario norteamericano. “El PT, como ya dijimos en 2005, da apoyo a las manifestaciones (antiamericanas) que los movimientos sociales están convocando contra un presidente responsable de guerras, masacres y muertes”, dijor Pomar. Puertas adentro, Lula y Bush discutirán también sobre el calentamiento climático, iniciativas comerciales para la Ronda de Doha y la aspiración de Brasil a ocupar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El canciller de Lula, Celso Amorim, adelantó que su país no está dispuesto a mediar entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela, donde persiste una corriente gélida. En cambio, la relación entre Lula y Bush pasa por un buen momento. Prueba de ello es que el brasileño confirmó su visita a Washington para el 31 de marzo.
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