Esta semana se largó la carrera presidencial en Paraguay y anoche el ex obispo y precandidato Fernando Lugo medía su fuerza. El principal referente de la oposición paraguaya fue ovacionado por miles de personas frente al Congreso, a un año de la gran movilización que lo lanzó a la arena política. Las consignas iban desde pedidos por una Justicia más transparente y el boleto estudiantil, hasta la libertad del ex coronel golpista Lino Oviedo. Pero detrás de todas estas consignas había un elemento que los aglutinaba: el apoyo a la candidatura presidencial del ex obispo. Esto le costó el apoyo de su coalición, la Concertación Nacional, que decidió no acompañarlo. Dentro del oficialismo, en tanto, el vicepresidente Luis Castiglioni puso en marcha la lucha electoral al lanzar su candidatura, a pesar de las aspiraciones reeleccionistas del presidente, Nicanor Duarte Frutos.

La Concertación opositora, Lugo y los colorados esperaban con ansias la movilización de anoche para poder determinar por una vez y por todas cuál era la fuerza real del ex obispo. “Lo que estamos por ver es un reacomodamiento impuesto por el propio Lugo. Si lograba volver a juntar 40 mil personas en la plaza frente al Congreso, hubiera demostrado que es el único que puede derrotar al Partido Colorado. Pero si fracasa, pierde su capacidad para negociar con sus aliados y lo obliga a rediscutir los términos de la Concertación con mayor humildad”, aseguró en diálogo con Página/12 el analista político paraguayo Alfredo Boccia. Anoche no estaba claro todavía si Lugo había perdido. La convocatoria fue mucho menor que los 40 mil del año pasado –según los organizadores eran más de 10 mil personas y para los medios, unas siete mil–.

La Concertación Nacional, la coalición de partidos, movimientos sociales y sindicatos opositores, mostró en los últimos días que no es tan homogénea como se pensaba cuando, exactamente hace un año, decidía enfrentarse a las que consideraba ilegalidades e injusticias del gobierno de Duarte Frutos. Ahora, con la elección presidencial en lo más alto de la agenda, la Concertación empezó a mostrar sus grietas. El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y Patria Querida (PQ), las dos fuerzas de la coalición con mayor presencia en el Congreso, cuestionaron la marcha y consiguieron que la cúpula de la coalición la calificara como un acto proselitista. “Nos parece muy bien que todos los precandidatos hagan las marchas que correspondan. Pero si la oposición quiere llegar a gobernar tiene que mantenerse junta”, le explicó a este diario el senador de PQ, Miguel Carrizosa. Otros partidos menores no fueron tan duros, aunque dejaron en claro que irían a apoyar las consignas de justicia y libertad, pero no la candidatura de Lugo. Mientras las dirigencias partidarias peleaban, las bases y las organizaciones sociales no dudaron en estar junto a Lugo anoche.