Miércoles, 18 de abril de 2007 | Hoy
A pesar del creciente déficit fiscal y comercial de la principal potencia mundial, los analistas opinan que ante la falta de opciones al patrón dólar, los países ricos seguirán subsidiando el consumo de EE.UU.
Por María Laura Carpineta
El déficit fiscal estadounidense alcanzó un nuevo record en marzo al alcanzar los 96.300 millones de dólares. Esta cifra es superior a la del mismo período en 2006 y a las previsiones del Departamento del Tesoro para este año. Sin embargo, la situación macroeconómica del país está mejorando. A pesar del traspié de marzo, el déficit fiscal bajó en el primer semestre del año presupuestario 2007, iniciado el 1° de octubre pasado. Pasó de 302.940 millones de dólares, en 2006, a 258.430 millones de dólares este año. Esta reducción, más la estabilización de las tasas de interés y del crecimiento de la economía, son señales que permitieron a los expertos en Estados Unidos y en el mundo volver a respirar tranquilos, después del clima de preocupación que se había generado durante el primer mandato de George Bush. Finalmente, la recesión que pronosticaba el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan no llegó y no parece que llegue en los próximos años. “Si bien estamos frente a un problema, la situación se va a poder mantener. Aunque no por siempre”, advirtió a Página/12 el experto en mercados internacionales José Siaba Serrate.
El ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger dijo una vez: “Quien controla el suministro de comida controla a la gente. Quien controla la energía puede controlar continentes enteros. Quien controla el dinero puede controlar el mundo”. Por eso, mientras Estados Unidos puede mostrarse vulnerable en su desesperada búsqueda de recursos energéticos –la guerra en Irak, los enfrentamientos con Irán y Venezuela, y su reciente alianza de biocombustibles con Brasil–, es en el campo financiero en donde Washington demuestra, sin competencia alguna, su verdadera condición de líder mundial. Pero mantenerse en lo más alto ha tenido costos para la superpotencia. Hoy Estados Unidos es el mayor deudor del mundo, sufre de un crónico déficit fiscal y su producción industrial quedó relegada por las de las naciones en crecimiento como China, Japón, los tigres asiáticos y las potencias europeas.
El principal problema que tiene hoy la economía estadounidense es su endeudamiento exterior y su dependencia de las potencias extranjeras. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos contaba con la industria más fuerte y con un nivel de reservas que le permitió financiar la recuperación de sus aliados europeos y de su nuevo socio, Japón. Sin embargo, con la crisis financiera y petrolera de los setenta y con el avance de estas nuevas potencias industrializadas, la economía estadounidense empezó a perder competitividad. En los ochenta, el país pasó de ser acreedor a deudor. Hoy la deuda pública estadounidense alcanza casi los nueve trillones, es decir, cerca del 65 por ciento del PBI –la deuda argentina supone alrededor del 50 por ciento del PBI–.
Además, el déficit de la cuenta corriente –el saldo entre los bienes, servicios y transferencias financieras que entran y salen del país– representa aproximadamente el 6,5 por ciento del PBI. Esto significa que el país gasta más de lo que produce. Desde la asunción de Bush en el año 2000, el gasto no ha parado de crecer. Mientras el gasto social disminuyó, los presupuestos militares se han multiplicado con las guerras de Afganistán e Irak. Por otro lado, el gobierno de Bush redujo los impuestos a los sectores más ricos, lo que significó menos ingresos para las arcas del Estado.
A esto hay que sumarle que el gobierno sólo puede mantener el nivel de consumo de su sociedad a través de las importaciones, que en los últimos años han sobrepasado a las exportaciones. El ejemplo más acabado es la relación comercial con China. El año pasado, por quinta vez consecutiva, el déficit fue record. Beijing vendió 756.300 millones más de lo que compró de Washington.
¿Cómo es que el país que más debe al exterior, que sistemáticamente gasta más en importaciones de lo que gana en exportaciones y que día a día pierde competitividad frente el resto del mundo es la nación más poderosa del globo? La respuesta se encuentra en el financiamiento constante que recibe de las economías en crecimiento. Países como China utilizan los mismos excedentes que les deja su comercio con Estados Unidos para comprar bonos del Tesoro estadounidense, acciones de empresas estadounidenses o simplemente dólares para reforzar sus reservas. “Estados Unidos representa la cuarta parte de la economía mundial. No es fácil encontrar una posibilidad financiera de semejante tamaño”, explicó Siaba Serrate. “China prefiere alentar el crecimiento de su industria, aunque como contrapartida tenga que financiar a Estados Unidos. Es un arreglo que les conviene a las dos partes”, agregó el analista.
Para el economista Mario Rapoport, mientras no haya una alternativa viable al liderazgo de Estados Unidos, es decir, al sistema dólar, los países más ricos seguirán subsidiando el crecimiento de la superpotencia. Por ejemplo, uno de los peligros es que, si cae el dólar, el resto de las monedas fuertes se aprecien, encareciendo sus exportaciones, abaratando las importaciones y, finalmente, frenando el actual crecimiento económico. Pero aunque las potencias intenten perpetuar este sistema, el endeudamiento estadounidense tendrá que llegar a un tope algún día. Siaba Serrate lo explica en términos simples: “Es como la gente que vive al lado de un volcán. Siempre hay algún tipo de actividad tectónica y de vez en cuando hay un terremoto, pero la gente sigue viviendo allí porque cree que la próxima explosión no va a ser tan grave”.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.