El gobierno español aumentó la presión contra la guerrilla vasca a 24 horas de que la ETA anunciara el fin de la tregua. Ayer las policías española y francesa detuvieron a tres etarras en la localidad francesa de Bagnères de Bigorre, cerca de la frontera española, según confirmaron fuentes oficiales. El golpe llegó un día después de que el gobierno devolviera a prisión al etarra más famoso y mientras la población y los servicios de seguridad se preparan para un nuevo ataque terrorista.

Los arrestados ayer, una mujer y dos hombres, son miembros del aparato militar de ETA y posiblemente formaban un comando terrorista, aseguró el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba. Según fuentes de la Guardia Civil Española, los tres etarras detenidos “estaban listos para entrar a España y atacar”.

Aitor Lorente Bilbao, experto en el manejo de explosivos y armas, y Alaitz Areitio, encargada de reclutar a nuevos militantes, se encuentran en la lista de terroristas más buscados por la Guardia Civil. El otro detenido es Igor Igartua Etxeberria, miembro de un grupo comando de Vizcaya. Los tres fueron sorprendidos por las fuerzas policiales mientras dormían y se entregaron sin ofrecer resistencia.

Las detenciones son parte de las primeras medidas que el Ejecutivo español toma frente al cese de la tregua que ETA adoptó a partir de anteayer. La primera fue el envío a la prisión de Aranjuez del etarra Iñaki de Juana Chaos, quien había sido internado en un hospital tras sobrevivir a una durísima huelga de hambre.

Se especulaba que al salir del hospital el gobierno le permitiría cumplir los catorce meses que le quedan de condena bajo arresto domiciliario. Pero eso era antes de que ETA rompiera el cese de fuego unilateral que había decretado en marzo del 2006. Ahora José Luis Rodríguez Zapatero no está dispuesto a hacer concesiones. Bajo presión del opositor Partido Popular (PP) y su líder, Mariano Rajoy, que siempre apostó al fracaso de la tregua, el primer ministro español no tiene margen para mostrarse contemplativo. El atentado etarra en el aeropuerto de Barajas de diciembre último, en el que murieron dos personas, ya había marcado un quiebre en las negociaciones, y el anuncio de anteayer sólo vino a confirmar lo que el gobierno ya venía anunciando: que en Barajas había muerto el proceso de paz.

Por su parte, Batasuna, el brazo político de ETA, consideró que el envío a prisión de De Juana Chaos a Aranjuez se trata de una venganza del gobierno. De Juana había protagonizado una huelga de hambre de casi cuatro meses cuando, tras cumplir 18 años en prisión por 25 asesinatos, el gobierno volvió a condenarlo por amenazas terroristas. Su foto en estado famélico recorrió el mundo y su internación por razones humanitarias, un mes antes del atentado de Barajas, fue duramente criticada por el PP.

Ahora las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado trabajan con la hipótesis de que pueda producirse otro atentado en cualquier momento. La situación es tensa. El diario El País afirmó ayer que ETA tiene como objetivo preferente a la policía vasca. “ETA va a tratar de demostrar la credibilidad de sus amenazas con una importante campaña de atentados a corto plazo”, señaló el diario La Vanguardia.