La gráfica argentina perdió a un periodista virtuoso, apasionado de las letras, los títulos chispeantes y la ironía a flor de piel. Claudio Uriarte falleció el sábado pasado de muerte accidental. Aún no llegaba a los 50 años. Se fue un exponente del periodismo honesto, un personaje intelectual, un referente en el circuito de analistas internacionales.

Fue el editor responsable de la sección El Mundo de Página/12 hasta junio de 2006, cuando debió apartarse por problemas de salud.

Su pluma les puso el sello a sus columnas de opinión. Se divertía creando titulares de impacto, como “Pinocho” por el dictador chileno Augusto Pinochet y sus millonarias cuentas secretas y cuestionaba la retórica demagoga de ciertos líderes mundiales. Se volvió un experto de consulta sobre Medio Oriente. La doctrina del señor “W.” (Bush) lo desvelaba. ¿Atacará Irán, aun cuando su administración se desintegra?”, se preguntó hace poco. Una de sus tantas elucubraciones.

Con Almirante cero, la biografía no autorizada de Emilio Eduardo Massera publicada en 1992, al entonces joven Uriarte le llegó el reconocimiento en masa a su notable investigación periodística. Para ese momento, ya había pasado por la redacción de Clarín y sus artículos eran requeridos en el ámbito de los medios y la cultura. Fanático de la música clásica, tenía una sensibilidad particular como crítico de música. Colaboró en la revista Clásica y la del Teatro Colón.

Tus compañeros de la redacción te recordaremos. Tu discípula, especialmente.