Martes, 21 de agosto de 2007 | Hoy
El programa prevé una millonaria inversión en políticas sociales y presupuesto para las cuestionadas fuerzas policiales de Brasil.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzó ayer un millonario plan de lucha contra la violencia en Brasil donde cada año se producen más de 40.000 asesinatos. El Programa Nacional de Seguridad con Ciudadanía (Pronasci) prevé una inversión de 6700 millones de reales –unos 3300 millones de dólares– en políticas sociales en las áreas más violentas del país. Sin embargo, el proyecto también implica la construcción de nuevas cárceles y presupuesto para las fuerzas policiales, cuestionadas por su participación en los escuadrones de la muerte que desaparecieron en las últimas décadas a miles de personas de las favelas, las villas de Río de Janeiro.
“Es necesario actuar antes de que las personas se conviertan en delincuentes”, dijo Lula al presentar el plan de seguridad, que fue confeccionado por 11 ministerios y coordinado por la cartera de Justicia. De los 3300 millones de dólares destinados a combatir la violencia urbana, 250.000 dólares serán utilizados en lo que queda de este año.
Junto al plan se llevará a cabo el ambicioso Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) que el gobierno de Lula presentó este año y que abarcará hasta 2010, con inversiones en infraestructura y en ayuda social por 255.000 millones de dólares. Las primeras ciudades socorridas con el plan serán Río de Janeiro, San Pablo, Salvador, Brasilia, Recife, Belem, Belo Horizonte, Maceió, Porto Alegre, Curitiba y Vitoria, consideradas por los ministerios de Justicia y de Salud como las más violentas de Brasil.
Lula destacó el sentido social que tendrá el plan de seguridad que consta de más de 90 puntos y prevé la urbanización de favelas, construcción de escuelas, hospitales, y promoción de radicación de empresas en lugares críticos. El programa tiene como foco principal a los jóvenes de entre 15 y 29 años en situación de riesgo que contarán con una red de apoyo psicológico, laboral, educativo y familiar de los gobiernos federal, estadual y municipal, en un país famoso por su gran brecha entre ricos y pobres. “Necesitamos llevar este plan junto a la urbanización, a la escuela, el puesto de salud, el espacio de recreación de las personas”, dijo el presidente en un acto realizado en el Palacio del Planalto, sede del gobierno.
Pero además de ayuda social el plan anunciado contempla la construcción de 160 cárceles con 400 lugares cada una y aumento salarial de 30 por ciento para el policía que continúe estudiando. El mandatario puso como ejemplo el plan de seguridad desplegado durante los Juegos Panamericanos realizados en julio pasado en Río de Janeiro, cuando envió 10.000 hombres de policía civil, militar y de la Fuerza Nacional de Seguridad (FNS), cuerpo de elite de la policía. “Pocos eventos de esa magnitud tuvieron un plan de seguridad que funcionó como ese”, destacó Lula.
Luego de la millonaria inversión en los Panamericanos, el gobierno nacional recibió críticas por la militarización que implicó ese operativo durante el cual fueron ejecutadas 20 personas por policías en el complejo alemán, una de las favelas de Río. “Brasil no está en guerra, pero los indicadores de muertes violentas en sus principales centros urbanos son similares a los de países en conflicto armado”, informó la ONG Social Watch en 2004. En los cinco años que van desde 2001 a 2005 se produjeron 208.582 asesinatos en Brasil, según las últimas estadísticas del Ministerio de Justicia. En 2005, fueron 43.847 asesinatos, que dan una tasa de 23,8 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Por su parte, el ministro de Justicia Tarso Genro explicó que la nueva medida dará más agilidad a la ayuda federal a los gobernadores que estén cercados por la violencia, muchas veces controladas por el narcotráfico o por milicias parapoliciales. Unos 500 hombres de la FNS, estarán listos para entrar rápidamente en acción cuando un gobernador lo pida. “Queremos provocar un cambio de los indicadores de la violencia a medio plazo”, afirmó Genro. Según el secretario ejecutivo del programa, Ronaldo Teixeira, en Brasil hay 420.000 presos en las cárceles, de los cuales 65 por ciento tiene entre 18 y 24 años y 70 por ciento son reincidentes.
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