ETA volvió ayer a las andadas, reapareciendo en la escena política española con un atentado perpetrado contra un cuartel de la Guardia Civil en la localidad vasca de Durango realizado con un coche bomba cargado con 80 kilos de explosivos. El automóvil explotó a las tres y media de la madrugada hora local y dejó como saldo dos agentes levemente heridos y cuantiosos daños materiales en el vecindario. Es el primer ataque del grupo separatista vasco desde que rompiera unilateralmente la tregua hace tres meses, una tregua que de hecho ya había sido rota con el ataque al estacionamiento del aeropuerto de Madrid en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos el pasado 30 de diciembre.

Con este atentado los independentistas vuelven a ocupar la agenda mediática en un momento crucial, ya que con el fin del verano dará comienzo en la península la campaña electoral para las elecciones generales que tendrán lugar en marzo del próximo año y en la que la lucha antiterrorista ocupará con seguridad un lugar destacado. La banda utilizará también el ataque para demostrar que los duros golpes sufridos durante los últimos tiempos, en los que ha sido desmantelado gran parte de su aparato logístico, no han logrado dejarla fuera de combate.

Dos integrantes del grupo independentista dejaron en la madrugada una furgoneta Citroën C-15 con la carga explosiva frente a las instalaciones del cuartel de la Guardia Civil y luego se apartaron del lugar para hacerla explotar. Un agente de guardia que observaba el hecho intentó impedirlo activando un perturbador de señales, pero no tuvo éxito. Luego los integrantes del comando huyeron en otro coche alquilado días atrás en Portugal, al que terminaron abandonando en la localidad vasca de Amorebieta luego de haberlo hecho explotar para eliminar huellas. El hecho de que el coche utilizado para la huida haya sido alquilado en el país vecino ha llevado a la policía a sospechar que el grupo separatista puede haber activado en los últimos tiempos un comando en Portugal, ante la creciente presión a la que se han visto sometidos en los últimos meses en Francia, un país en el que tradicionalmente la banda ha mantenido una gran actividad clandestina.

El ataque fue condenado por todas las fuerzas políticas, con excepción de ANV (Alianza Nacionalista Vasca), el partido escogido por los independentistas para presentarse en las últimas elecciones municipales de mayo. El Partido Socialista en el poder intentó infructuosamente ayer que ANV condenase el atentado, pero los independentistas prefirieron hacer oídos sordos y criticaron al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero porque, según el portavoz del grupo Pernando Barrena, el Poder Ejecutivo rechazó durante el transcurso de las últimas negociaciones mantenidas durante la tregua la oportunidad de finalizar la lucha armada a cambio de la realización de una consulta popular en el País Vasco para que sus ciudadanos decidan sobre su independencia.

El opositor Partido Popular evitó ayer hacer leña del árbol caído y se limitó a condenar el ataque, a través de su portavoz Angel Acebes. En el pasado reciente, los conservadores criticaron con dureza la actitud negociadora del gobierno de Zapatero, cuando el primer ministro español aceptó abrir negociaciones con la banda luego de que ésta decretara unilateralmente un alto el fuego que luego ni siquiera respetó.

El conflicto terrorista terminó por restarle votos al Partido Socialista durante las últimas elecciones municipales y aunque todas las encuestas de opinión que se han realizado desde el fin de la tregua coinciden en que José Luis Rodríguez Zapatero revalidará su mandato a finales de marzo de 2008, un virtual atentado con muchas víctimas ejecutado por ETA puede llegar, según la opinión de la mayoría de los analistas políticos, a inclinar el eje de la balanza a favor de los conservadores liderados por Mariano Rajoy.