Lunes, 5 de noviembre de 2007 | Hoy
ALVARO COLOM. Construyó el mayor partido político de Guatemala, pero se rumorea que es uno de los líderes políticos más endeudados. A pesar de su pasado empresarial y sus vínculos con ese sector, Alvaro Colom se dice socialdemócrata. Tras haber hecho carrera en la función pública, ha sabido ganarse el apoyo de sectores campesinos e indígenas. En cambio, para sus críticos, la carrera política de Colom y su partido, la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), está manchada de corrupción. En 1974, Alvaro Colom se graduó de la Universidad de San Carlos de Guatemala como ingeniero industrial, sin ocultar un interés por la política. “Yo buscaba una ingeniería que tuviera relación con el ser humano, y la única que encontré fue la industrial, porque tiene que ver con la administración humana, por eso me decidí a cursarla”, aseguró al diario Siglo XXI. Así llegó a ser vicedecano de la Facultad de Economía y de la política universitaria saltó a la arena de los negocios. Su relación con el mundo empresarial lo llevó a integrar la Cámara de Industria entre 1972 y 1980, donde ocupó diversos cargos. Durante 17 años, Colom dirigió empresas de la criticada industria maquilera, una rama de la producción en Guatemala que se caracteriza por tener uno de los peores índices en derechos laborales. Pero tras una gestión vista con buenos ojos, Colom incursionó en la administración pública. Sin embargo, fue efímero su paso por el Ministerio de Economía. En junio de 1991 Colom asumió como viceministro de la cartera del gobierno de Jorge Serrano Elías y ya en junio estaba despidiéndose del cargo. Ese mismo año se hizo cargo de la dirección del Fondo Nacional para la Paz hasta 1997, un trabajo que le daría tanta satisfacción como rédito político en su afán por cooperar con las personas pobres del área rural, azotada por la Guerra civil entre 1960-1996. “Atendimos a casi 9000 comunidades, pero también estuvimos en el proceso de atender a los refugiados y desplazados, así como en la resolución de conflictos de tierras”, dijo el líder liberal, convertido por los propios mayas en uno de sus tres sacerdotes, en un país con mucha pobreza en el campo y en las comunidades aborígenes. Recién en el 2000 se presentó como candidato presidencial de la UNE, pero salió tercero y la segunda vuelta le deparó el mismo resultado. Aunque sus detractores lo critican por tener en su partido agentes del crimen organizado, Colom ha salido indemne, incluso después de haber sido acusado en 2005 de recibir fondos públicos en una de sus campañas electorales mediante lavado de dinero. Pero poseer una de las mayores formaciones del país, con 80.000 afiliados, ha llevado al dirigente de la UNE a endeudarse excesivamente y a tener por financistas a empresarios, algunos de ellos con aspiraciones políticas. Perfil: J. M. B. |
OTTO PEREZ MOLINA. Aunque parezca mentira, su experiencia militar lo ha favorecido. Luego de participar de la guerra civil en tareas de control y represión de la población, el general retirado Otto Perez Molina hizo una carrera política vertiginosa con su promesa de mano dura contra la pobreza y la inseguridad. En una campaña con más de 50 muertos por violencia política, el ex militar formado en las Escuelas de las Américas logró instalar a su partido, el patriota (PP), entre los primeros de Guatemala. Otto Pérez inició su carrera militar en 1966 como cadete en la Escuela Politécnica cuando tenía 16 años y se graduó como subteniente en 1973. Entre 1978 y 1982, el actual líder del PP fue parte de la seguridad personal del presidente Romeo Lucas García, que falleció en 2006 sin poder ser juzgado por masacres cometidas durante la guerra interna que dejó más de 200.000 muertos, informó el diario guatemalteco Prensa Libre. Y en 1987 realizó un curso en una escuela norteamericana conocida por formar a afamados colegas suyos del subcontinente: la Escuela de las Américas. De 1993 a 1995 Pérez fue el jefe del temible pero ya desaparecido Estado Mayor Presidencial, un cuerpo de élite del ejército acusado de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y malversación de fondos. Desde allí capturó al capo del narcotráfico Joaquín Guzmán, lo que le habría permitido al ex militar hacerse de dinero y una flota de autos de lujo del mafioso, algo que siempre ha negado. Tras la llegada de Alvaro Arzú a la presidencia, Pérez fue nombrado Inspector General del Ejército en 1996 y firmó los Acuerdos de Paz. Con esa movida, se puso fin ese mismo año a la guerra civil y el actual dirigente del PP se convirtió paradójicamente en el “General de la Paz”. “Sentarme ante una mesa para alcanzar un acuerdo con la gente con la que nos anduvimos buscando en la montaña con un fusil en la mano fue una etapa que me dejó marcado”, señaló al diario Siglo XXI. En el 2000 dejó el ejército para formar un año más tarde su propia agrupación política, el PP. Y en el 2003, luego de concertar una alianza con el derechista partido gobernante, la Gran Alianza Nacional (GANA), Oscar Berger llegó a la presidencia con el apoyo del empresariado. Al frustrarse sus pretensiones de dirigir la seguridad y defensa de ese gobierno, Pérez renunció como Comisionado Presidencial de Seguridad. Pero algunos creen que habría sido presionado porque su imagen competía con la del mandatario. Después de romper con el GANA, el embanderado de la mano dura se postuló este año como candidato presidencial por primera vez. Con un plan de ajustes presupuestarios y fuerte control social, Perez prometió resolver lo que no pudo hacer tras su paso por la gestión de Berger, en la que los índices de delincuencia crecieron. Perfil: J. M. B. |
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