Sábado, 9 de febrero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › PLAN DE PUNTAJES DE LA OPOSICION EN ESPAÑA
El Partido Popular (PP) español no termina de definir su propuesta para controlar la inmigración, pero está trabajando en eso. Después de la lluvia de críticas que provocó el “acuerdo de integración”, los hombres del PP intentan una nueva fórmula. El juego es muy simple. Cada inmigrante deberá sumar la mayor cantidad de puntos posibles, según sus estudios, sus habilidades especiales y su origen. Los extranjeros que provengan de países con “vínculos históricos”, como Argentina, recibirán puntos extra. El premio final es un trabajo en una de las diez potencias mundiales.
La reformulación del PP no cayó mucho mejor en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y entre las organizaciones de inmigrantes. “En España no hay un problema con los inmigrantes y crearlo es absolutamente irresponsable”, aseguró ayer la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Las palabras de la funcionaria estuvieron dirigidas no sólo a los esfuerzos de la oposición para restringir la inmigración, sino también para prohibir el velo islámico en las escuelas públicas.
Según explicó el coordinador del programa electoral del PP Juan Costa, la idea de la visa por puntos no es muy diferente a la iniciativa que está analizando la Unión Europea para atraer a trabajadores cualificados. Claro que el proyecto de Bruselas no elimina las posibilidades de los inmigrantes de menores recursos.
Aprovechando que el tema migratorio está en el centro del debate electoral, el PP está atacando por todos los frentes posibles. El secretario ejecutivo de Economía y Empleo del partido, Miguel Arias Cañete, denunció que las guardias de emergencias están colapsadas por culpa de los inmigrantes y puso sobre aviso a los españoles que de su voto depende que la situación no empeore aún más. Sin embargo, hace apenas tres meses, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria publicó un informe en el que detallaba que sólo el cinco por ciento de los pacientes que ingresan a urgencias son inmigrantes. “El colapso de los servicios sanitarios es un mito”, había sentenciado en aquel momento Ana Pastor, vicepresidenta de la ONG.
Pero lo que realmente preocupa a los dirigentes del PP sobre una ola interminable de inmigrantes no calificados y enfermos es la degradación de las costumbres españolas. Ya lo había dicho el líder del partido Mariano Rajoy hace unos días cuando llamó a crear un “contrato de integración” que garantice que los nuevos habitantes del país adoptarán y respetarán las tradiciones y el estilo de vida español. Pero, ¿cuál es ese estilo de vida?, se deben de estar preguntando los miles de africanos y sudamericanos que proyectan un futuro en el país europeo. Ayer el número dos del PP en Madrid, Manuel Pizarro, dio una primera pista. “Nos referimos a que no se puede robar”, dijo con la certeza y la naturalidad de quien dice algo obvio.
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