Martes, 19 de febrero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › DE 27 PAISES DE LA UNION EUROPEA, SEIS SE OPONEN AL NUEVO ESTADO
Estados Unidos aceptó la separación unilateral de la provincia de Serbia, así como Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia. Del otro lado están en abierta oposición, por empezar, Rusia y Serbia; esta última ya empezó a tomar medidas.
Por Ricardo M. De Rituerto *
Desde Bruselas
Estados Unidos y las grandes potencias europeas comenzaron ayer a reconocer en cascada la independencia de Kosovo. Reino Unido, Alemania e Italia anunciaron el inmediato reconocimiento, mientras que Francia lo hizo a través de una carta que envió el presidente Nicolas Sarkozy a su homólogo del Estado recién nacido. En cambio, un número pequeño pero significativo de seis países europeos –España, Grecia, Eslovaquia, Bulgaria, Rumania y Chipre– se opusieron, ante la preocupación de que la iniciativa de Kosovo disparara movimientos separatistas a lo largo de Europa.
En total, una docena y media de gobiernos reconocerán a Kosovo en cuestión de días, pero la Unión Europea en su conjunto no pudo llegar a un reconocimiento unánime. Ayer, los ministros europeos acudieron a su regular reunión mensual de Bruselas, acuciados por el hecho sin precedentes de que una provincia de un Estado europeo, como es Serbia, con fronteras reconocidas por todos, se proclamara independiente de forma unilateral y sin el reconocimiento de Naciones Unidas. Algunos de ellos y no pocos politólogos consideran tal declaración como una flagrante violación de la Carta de Naciones Unidas y del Acta de Helsinki. A la UE se le presentó el problema de cómo mantener la fachada de unidad entre los 27 miembros una vez resquebrajada de hecho por la negativa de algunos estados de someterse a la política de hechos consumados en Pristina.
Ante la falta de consenso, fue la presidencia eslovena la que propuso dar libertad a cada país de actuar como considere pertinente ante esta declaración de independencia, teniendo siempre en cuenta el carácter excepcional del caso kosovar. Tras largas discusiones a puerta cerrada, los ministros acordaron una declaración de cinco párrafos en la que se establece que los Estados miembros decidirán, de acuerdo con sus procedimientos nacionales y el derecho internacional, sobre sus relaciones con Kosovo. Por último, el texto indica “la adherencia de la UE a los principios de la Carta de Naciones Unidas y el Acta Final de Helsinki, entre ellos los principios de soberanía e integridad territorial y todas las resoluciones correspondientes del Consejo de Seguridad”.
Para poder sacar adelante la declaración, todos los gobiernos reconocieron, además, que “Kosovo constituye un caso sui géneris que no pone en cuestión los principios y resoluciones” de la controvertida resolución 1244 de Naciones Unidas”. Lo que hace de Kosovo un caso que no debe interpretarse como un precedente, según los ministros, es el sangriento “conflicto de la década del noventa y el extenso período de administración internacional bajo la resolución 1244”, acordada en 1999.
Bernard Kouchner, ministro de Exteriores francés, que fuera representante del secretario general de la ONU en Kosovo entre 1991 y 2001, dijo sentirse feliz, en lo personal, por la evolución de los acontecimientos. “Es la victoria de la comunidad internacional, del multilateralismo y una gran victoria para Naciones Unidas”, señaló. También fue un triunfo la UE, señaló el canciller, que con esa declaración había mostrado estar unida. “Tenemos intención de reconocer a Kosovo. El presidente (Nicolas Sarkozy) ha escrito al presidente kosovar. La carta va a salir esta tarde. En cuanto llegue el reconocimiento de la independencia quedará hecho”, dijo.
En el momento de hablar, Kouchner creía que Estados Unidos ya había formalizado su reconocimiento “hace una o dos horas”, cuando el presidente George Bush lo dijo en Arusha –Tanzania– a una cadena televisiva de Washington. “Los kosovares ya son independientes. Es lo que he defendido junto a mi gobierno”, señaló. Y Condoleezza Rice lo ratificó. “EE.UU. ha reconocido hoy formalmente a Kosovo como un Estado soberano e independiente”, anunció la secretaria de Estado.
Pero el reconocimiento del nuevo Estado por parte de algunos pesos pesado de la comunidad internacional no fue suficiente para convencer a Serbia, que en rechazó a la decisión de Kosovo ayer reaccionó tomando medidas (ver aparte). Tampoco afectó a España que, según reiteró ayer, no reconocerá de ninguna manera la “ilegal declaración unilateral de independencia del Parlamento de Kosovo”. Por su parte, China se mostró preocupada, luego de que Taiwan, considerada una provincia renegada por Pekín, deseara a Kosovo un futuro brillante y próspero como Estado independiente.
Los gobiernos reacios al reconocimiento del nuevo Estado creen que de apoyar esa iniciativa sentarían el precedente para que otras regiones separatistas del mundo siguieran el mismo curso sin consentimiento previo. Su posicionamiento no es menor para Kosovo. Es el reconocimiento internacional lo que permitirá a la ex provincia serbia buscar ayuda del Banco Mundial, donde Rusia, que se opone a la independencia de Kosovo, tiene un asiento. Mientras tanto, habrá que ver qué sucede con un detalle: las cuantiosas reservas de metales que posee el nuevo país.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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