“Un incremento salarial del 35 por ciento no tiene relación con lo que está ocurriendo en la economía: no hay circunstancia económica que justifique un alza de ese tipo”, dijo ayer por la mañana el viceministro de Educación, Alberto Sileoni. Pocas horas después, en la reunión de la paritaria docente se confirmó que la propuesta oficial no está ni cerca del reclamo de un sueldo inicial de 1400 pesos para el maestro de grado. Gobierno y sindicatos pasaron a un cuarto intermedio hasta mañana, a las 10.30. “Se comprometieron a hacer una mejora sustancial para superar los 1200 pesos que ya rechazamos, esperamos que sea así porque mañana mismo empiezan las asambleas”, dijo a Página/12 el dirigente de Ctera Francisco “Tito” Nenna. En buen romance, si no hay acuerdo comienza el tironeo de las medidas de fuerza a sólo nueve días del inicio de clases en casi todo el país.

La predisposición al diálogo se manifiesta en el tenor conciliador de las declaraciones a pesar de que, como ironizó un negociador, “el único acuerdo es el consenso sobre el desacuerdo”. Entre los delegados gremiales –Ctera, UDA, AMET, Sadop y CEA– estiman que si la oferta pasara de un 15,38 a un 25 por ciento, es decir elevando el inicial a 1300 pesos la paz estaría garantizada. Desde los despachos oficiales se muestran reacios a alcanzar ese índice y recuerdan la recomposición que ha tenido el salario docente en los últimos tres años. Además, remarcan el carácter de acuerdo testigo que tendrá la paritaria tanto para el sector público como privado.

El argumento del “techo” irrita a los gremios, porque al hablarse de porcentajes no se tienen en cuenta los montos reales. “El 25 o 30 por ciento de los mecánicos del Smata equivale a un sueldo inicial nuestro”, extremó un dirigente que, como contrapartida, insiste en el retraso acumulado durante años por la educación. Otro de los temas que dividen aguas es el cumplimiento del calendario escolar. Tanto la Nación como las provincias se quejan por las medidas de fuerza que repercuten en la cantidad de días de clase. Los dirigentes señalan que las mayores pérdidas se producen por los problemas de infraestructura. “En el partido de Moreno, el año pasado se perdieron 216 días de clase sumando las distintas escuelas por las deficiencias edilicias”, explican.

Todas son variables a considerar al momento de discutir en la paritaria. “El año pasado, la Nación otorgó un aumento de 200 pesos por cargo para llevar el piso inicial a 1040 pesos, ahora con la oferta de 1200 están poniendo apenas 160 pesos más”, describe un dirigente. En rigor, sólo doce jurisdicciones tienen como sueldo inicial 1040 pesos, las otras doce lo superan, es decir que la discusión se centra en cómo se elevarán los básicos, el monto del salario sobre el que se aplican los aportes previsionales, sociales y la antigüedad.

La posibilidad de establecer un cronograma de incrementos no está cerrada. Ayer también se analizaba un atajo para hacer sentir una mejora en los bolsillos docentes. Si bien el pago del incentivo salarial de 110 pesos que se abona con fondos de la Nación está al día, la última cuota que se liquidó corresponde al primer trimestre del año pasado por el atraso acumulado en anteriores gestiones. “Podrían ver cómo ponerse al día con estos diez meses”, deslizó un negociador gremial.

A nueve días hábiles del inicio de clases, el quid de la cuestión sigue siendo hasta cuánto está dispuesta a financiar la Nación para que las provincias eleven el piso. En el Consejo Federal, los ministros no llegan ni a redondear un 20 por ciento. “Si fracasa la primera paritaria docente sería un rotundo fracaso para el Gobierno, pero también para nosotros”, concedió un gremialista que reivindica la herramienta que recentraliza la política salarial en el complejo escenario de un país federal.