Ayer fue un día de efemérides para la comisaría 21ª, ubicada en Julián Alvarez 2373. Hace exactamente 120 años fue fundada la sede de la seccional, que por entonces no pertenecía a los federales, sino a la policía porteña. Y hace tres meses y 20 días, el 8 de noviembre pasado, en el mismo solar molieron a palos a un chico de 21 años. Según la denuncia del joven, ese día al mediodía, en la puerta del Alto Palermo Shopping, fue testigo involuntario de cómo un oficial de la 21ª recibía unos billetes de los vendedores ambulantes. Además de heridas, al joven le abrieron una causa por resistencia a la autoridad. Fue resistente durante dos horas, hasta que lo internaron en el Hospital Británico. La madre denunció la golpiza pocos días después, en una comisaría. Los abogados le recomendaron que lo hiciera ante la Justicia y, el viernes pasado, presentaron un escrito en Tribunales. La denuncia apunta contra el jefe de los federales, Néstor Valleca, y la jerarquía de la festejada seccional.

El 8 de noviembre pasado fue jueves. Al mediodía, se comprenderá, la puerta del Alto Palermo, sobre Santa Fe, es un mundo de gente. Paseantes, clientes, comerciantes, taxistas, vendedores ambulantes. También estaban Guillermo Miguel Ibarra Monzón, de 21 años, y su novia. Según Guillermo Miguel, ella repartía volantes en la puerta del shopping y él la acompañaba. Vio “que estaban hablando un policía de civil con los puesteros”, dijo su abogado, Darío Liurgo. En la denuncia sostuvo que “recibía dinero de los vendedores ambulantes”.

¿Cómo supo que era un policía? Respuesta: A) porque mostró la placa. Frío, frío. B) porque se presentó como tal. Tibio, tibio. C) porque terminó en la 21ª. Caliente.

Se ve que el “de civil” se sintió observado y, sin saber qué fue lo que vio Guillermo Miguel, se le fue encima. “Sin ningún tipo de identificación, me hizo saber que era un jefe de brigada”, dijo el joven. Y le pidió documentos. Y el chico no los tenía. Intentó paliar con su carnet de la obra social del Poder Judicial de la Nación, donde su madre, María del Carmen, es empleada. Pero la paridad no es un atributo policial, así que la falta de credencial fue tomada como burla a la autoridad. “... así que sos piola, ¿vos querés chapear conmigo?, ahora vas a ver”, le dijo el jefebrigadista y sacó un gancho al estómago que dejó al chico boqueando en el piso, mientras la novia a los gritos intentaba clamar la atención del público, a esa hora entre estupefacto, yoargentino y temeroso por la inseguridad (aclaración, Guillermo Miguel es “morochito”).

Si el “de civil” no era jefebrigadista le pasó raspando, porque en segundos cayeron no uno, ni dos, sino tres patrulleros. El chico no la pasó bien en el piso. Le pusieron las esposas, lo subieron al patrullero y de allí a la 21ª, donde todo indica que la pasó peor. Le abrieron una causa por resistencia a la autoridad.

“En el calabozo seguí recibiendo puñetazos y puntapiés”, relata en su denuncia. Le dieron hasta que dejó de ser resistente y empezó a sufrir convulsiones. Ubicaron a la madre y ésta pidió desde la comisaría una ambulancia que trasladó a su molido hijo al Hospital Británico, donde lo mantuvieron en observación durante cinco horas. Según Liurgo, “la madre presentó una denuncia en una comisaría a los pocos días y la instrucción la inició la fiscalía 22 de Eduardo Cubría”. Tres meses y veinte días después, Asuntos Internos se dio por enterado, luego de que Liurgo presentara la denuncia en Tribunales, ante el juzgado de instrucción 39, de Ernesto Botto. Asuntos Internos de inmediato inició un sumario.

La causa abierta por resistencia a la autoridad no pasó de la quincena y quedó anulada por falta de acusación fiscal. Entonces, ¿por qué lo detuvieron sin pruebas? Respuestas: A) por contracción al deber. B) por las dudas. C) porque ya estaba ingresado en el libro de guardia.