Después de cuatro días de negociaciones, el diálogo entre el gobierno boliviano y la oposición registró ayer su primer disenso. El presidente, Evo Morales, había propuesto que los cuatro prefectos opositores firmaran un acuerdo para que el Congreso pudiera tratar la convocatoria al plebiscito el 1º de octubre. Pero los negociadores de la Media Luna se negaron, aludiendo que necesitaban más tiempo para revisar el texto de la nueva Carta Magna.

Tras conocer la negativa, el mandatario les reclamó “flexibilidad” a los prefectos. “Mi gran deseo es terminar hoy (por ayer) este diálogo con acuerdos generales que permitan garantizar autonomías y que permita garantizar la nueva Constitución, ya no tienen argumentos para seguir rechazando la nueva Constitución política del Estado”, sostuvo en una conferencia de prensa. Según explicó, el oficialismo ya hizo concesiones al aceptar las principales demandas de los opositores.

Pero los líderes opositores reclamaron tiempo y entregaron un documento planteando que las mesas de diálogo técnico trabajen sin interrupción hasta el jueves, para presentar un informe cuando el presidente retorne del viaje a Nueva York para la Asamblea de la ONU. “Nosotros tenemos razones para que se comprenda que esto recién ha empezado”, explicó el prefecto de Tarija, Mario Cossío.

Más temprano, el ministro de Hacienda, Luis Arce, había hablado de un primer acuerdo en relación con el Impuesto Directo de Hidrocarburos (IDH), una parte del cual el gobierno retiró a los departamentos para financiar una renta universal para las personas mayores de 60 años. Según fuentes oficiales, el Ejecutivo y los prefectos también acordaron las autonomías departamentales demandadas por la oposición, aunque el problema será establecer qué competencias transferiría el poder central a las regiones.