Lunes, 22 de septiembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Luis Tibiletti *
La cobertura de los medios nacionales e internacionales (con la honrosa excepción de Telesur y Visión Siete) sobre la reunión especial de presidentes de Unasur en Santiago de Chile el pasado lunes es de una pobreza absoluta. Es absolutamente coherente con la actitud que los medios de prensa “independientes” han tenido sobre el proceso boliviano tanto dentro como fuera de ese país.
Creo que nunca el caso de un presidente que –tras dos años de una campaña periodística brutal en contra–, lograse el 67 por ciento de los votos mereció tanto silencio como en el caso de Evo Morales Ayma. No se puede menos que comparar con la actitud de la gran prensa “independiente” de este continente que tras “vaticinar” el fin del corrupto gobierno del PT y su jefe –el “borracho” Lula– frente al moderno Serra, decidieron frente a la reelección del ahora ya llamado Luiz Inácio da Silva transformarlo de jefe de los corruptos en un verdadero estadista que les demuestra a los demás líderes latinoamericanos cómo se hacen las cosas –qué terrible desmemoria sobre lo que escriben existe en esos medios, ¿no?–.
Esta falencia impidió, además del necesario destaque de semejante capacidad de respuesta política a una crisis que parecía terminal, descubrir y analizar el porqué de una ausencia sugestiva. Por supuesto que no nos referimos a la de los presidentes de Guyana y Surinam, sino ni más ni menos que a la de aquel presidente cuyo apellido rimaba con el final de nuestro título... el inefable Alan García. Aquel líder que fuera recuperado por la JP de los ochenta que escribía esas consignas en las paredes de Buenos Aires y que llevó –cuando hubo un intento de golpe en su contra, del que García parece haberse olvidado– a congregarse con sus banderas frente a la embajada de Perú en nuestro país y entonar esa consigna reivindicatoria.
Varias razones pueden argüirse respecto de su ausencia. Enumerémoslas:
1 Molestia por las declaraciones de Evo denunciando la presencia de sicarios peruanos en la atroz matanza de Pando: cualquiera pensaría que si hay solidaridad con el pueblo boliviano García debería ser el primero en querer esclarecer la participación de asesinos de su país en semejante acto aberrante.
2 La actual molestia con el gobierno de Chile por la disputa planteada frente a la delimitación de la frontera marítima. Pues nada sería más lejano a esa razón que despreocuparse por la suerte del otro contendiente derrotado en la guerra del Pacífico o sea precisamente Bolivia. (¿O acaso le molesta para el uso subalterno que plantea del diferendo, la actitud negociadora con Chile del gobierno de Evo? Sería bueno saberlo, de ser así, para todos los que pretendemos mantener la paz en la región).
3 Será acaso una expresión de la nunca digerida derrota en la asamblea de 1823, que decidió por la Independencia del Alto Perú –con el nombre de Bolivia– de los diputados pro Perú que pretendían que volviese a formar parte del virreinato del Perú como antes de 1776. En ese caso, y frente al exabrupto de los militares de Bolivia por las inoportunas sin duda declaraciones de Chávez, bien valdría recordarles a tirios y troyanos que esa Declaración de Independencia se pudo hacer por la presencia de las tropas venezolanas de la entonces Gran Colombia comandadas por Sucre y la próxima llegada del Libertador Simón Bolívar a la zona liberada del dominio español–peruano. Criticar declaraciones altisonantes y/o inoportunas como las del presidente de Venezuela no puede significar ignorar la historia.
Finalmente, frente a la magnífica declaración de los presidentes de Unasur –que bien harían en leer tantos opinólogos latinoamericanos con residencia en Europa o EE.UU. que proclaman a diestra y siniestra (políticamente hablando) la “¿trágica desunión sudamericana?” de hoy–, bien harían algunos voceros locales o de Lima en aclararnos las verdaderas razones de la ausencia, so pena de ir a averiguarlas a Washington.
* Especialista en Seguridad Internacional.
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