Miércoles, 15 de octubre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Fidel Castro *
Hace cuatro días, el viernes 10 de octubre, el mundo se estremecía bajo el impacto de la crisis financiera de Wall Street. Se ha perdido la cuenta de los millones de dólares en billetes de papel que la Reserva Federal inyectó a las finanzas mundiales para que los bancos sigan funcionando y los ahorristas no pierdan su dinero.
El presidente Bush no consideró necesaria su presencia en esa reunión de los ministros de Finanzas. Se reuniría con ellos el sábado. ¿Dónde estaba el viernes 10 de octubre? Nada menos que en Miami. Asistía a un acto de recaudación de fondos para los candidatos republicanos de la Florida. Con la aprobación de sólo el 24 por ciento de los ciudadanos, era el jefe de Estado con menos apoyo en toda la historia de Estados Unidos. Se reunía con empresarios y cabecillas de la escoria cubana de Miami. Continuaba allí con su maniática obsesión anticubana al cabo de su tenebroso período de ocho años al frente del imperio. Ni siquiera pudo contar con el apoyo de la Fundación Cubano-Americana creada por Reagan en su cruzada contra Cuba.
Por razones puramente demagógicas, ésta le había solicitado públicamente levantar con carácter provisional la prohibición de enviar ayuda directa a familiares y afectados por los dos destructores huracanes que golpearon a nuestro pueblo. Raúl Martínez, un ex alcalde de Hialeah, rival del congresista Lincoln Díaz-Balart, había hecho críticas a la actual política de quien fraudulentamente fue electo presidente con menos votos nacionales que su adversario, en virtud del peso de la Florida en el conteo de votos electorales, cuando en realidad ni siquiera allí tenía mayoría.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, entra hoy en sus últimos cien días, ensombrecido por una altísima impopularidad y una de las crisis económicas más importantes de las últimas décadas.
Por su parte, el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, criticó hoy al FMI por colocar a los países avanzados como modelos a seguir y dijo que en la reforma futura del sistema financiero no deben primar las normas de esas naciones.
“El mundo asiste incrédulo mientras la crisis actual revela debilidades y errores graves en la política de países que eran tenidos como modelos, países que eran presentados como referencias de buen gobierno”, dijo Mantega.
Con la economía mundial hecha pedazos, el presidente de Estados Unidos, llevado a ese cargo de forma tan irregular e irresponsable, ha puesto en apuros a todos los aliados de la OTAN y a Japón, el más desarrollado y rico socio militar, económico y tecnológico de Estados Unidos en el Pacífico.
Miami es hoy una olla de grillos, y Bush se ha convertido en un fantasma. Las Bolsas no han caído más porque estaban ya en el piso. Hoy respiraban felices con las colosales inyecciones de dinero que las volvieron a inflar artificialmente a costa del futuro. Lo absurdo, sin embargo, no puede mantenerse. Bretton Woods agoniza. El mundo no volverá a ser el mismo.
* Reflexión del líder cubano publicada en Granma.
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