EL MUNDO › ISRAEL LE DIO UN AVISO A LA FAMILIA DE RAYAN MEDIA HORA ANTES

Gaza se convirtió en un caos

Ayer no sólo murieron un líder de Hamas, su esposa y sus ocho hijos. En lo que va de la ofensiva israelí fallecieron 420 palestinos y más de dos mil resultaron heridos. El 40 por ciento de las víctimas son civiles, en su mayoría mujeres y niños.

En el sexto día de bombardeos sobre Gaza, Tel Aviv ordenó un ataque selectivo contra Nizar Rayan, el dirigente que funcionaba como enlace entre el gobierno islámico y su brazo armado, las Brigadas de Ezzedín Al Kasam, en el norte de la Franja. Bombardearon su casa, en el campo de refugiados de Jabalia, hasta convertirla en escombros. Murieron Rayan, su esposa y sus ocho hijos. En lo que va de la ofensiva ya fallecieron al menos 420 palestinos y más de dos mil resultaron heridos, según fuentes médicas. El jefe del servicio de emergencias de la Franja, Moawiya Hasanein, informó ayer que al menos 40 por ciento de las víctimas son civiles, la mayoría mujeres y niños.

Con el pasar de los días y el avance de los bombardeos y la destrucción, la ciudad de Gaza se convirtió en un caos. La mayoría de la gente se queda en sus casas, escuchando las bombas que caen a veces a unos metros de distancia. En las calles ya no hay electricidad, autos ni policía. Las fuerzas de seguridad, objetivo principal de los ataques israelíes, fueron desapareciendo lentamente desde que comenzó la ofensiva el sábado pasado. En las últimas horas, la sensación de desolación aumentó entre los palestinos ya que los principales líderes del gobierno de la Franja pasaron a la clandestinidad. El asesinato de Rayan y su familia hace temer una nueva ola de asesinatos selectivos, como la que realizó el gobierno de Ariel Sharon durante la segunda Intifada en el año 2000. Recién con la tregua unilateral declarada por las milicias palestinas en 2005, Israel suspendió los asesinatos selectivos contra los dirigentes de Hamas.

El dirigente asesinado ayer, Rayan, era uno de los hombres que controlaba la seguridad en el norte de la Franja de Gaza. Además, era uno de los duros de Hamas. Según explicaron fuentes militares israelíes a los medios de ese país, Rayan fue elegido por su supuesta participación en la organización de una serie de atentados suicidas que sacudieron Israel antes de la tregua. No presentaron pruebas, sólo recordaron que uno de los hijos del dirigente se inmoló en el país vecino en 2005.

El ejército israelí le dio un aviso a la familia de Rayan media hora antes del bombardeo. Pero su yerno, Mahmoud Albaik, aseguró que se negaron a dejar la casa, aun cuando el hijo del líder de Hamas le pidió que se escaparan. “Quiero ser un mártir”, dijo Albaik que respondió su suegro.

El ataque contra la casa de Rayan no fue el único del día de ayer.

Israel bombardeó de forma similar la casa de Nabil Amrin, otro dirigente de Hamas, en el barrio Sheikh Radwan en la ciudad de Gaza. Según informó más tarde el ejército israelí, el líder islámico no estaba en su casa en el momento del ataque.

Los F-16 israelíes sobrevolaron la Franja y lanzaron bombas desde temprano hasta la madrugada de ayer. Nuevamente, el foco estuvo en el norte de la Franja, donde se encuentra la capital. Mataron a once personas y derribaron varios edificios gubernamentales en la ciudad de Gaza, entre ellos el Ministerio de Justicia, el de Educación y el Parlamento. En el sur, en tanto, los aviones israelíes volvieron a concentrarse en los túneles subterráneos, que comunican la Franja con Egipto y por donde ingresan armas, pero también alimentos, medicinas y combustible.

Los constantes ataques a los túneles terminaron de desabastecer a los hospitales de la Franja –que además están saturados de heridos– y a los pocos negocios que aún seguían abiertos. La ONU hizo un llamado desesperado para reunir 34 millones de dólares para poder satisfacer las necesidades mínimas y más urgentes en la Franja. En muchas partes del territorio palestino, las ONG internacionales tuvieron que suspender sus actividades porque se quedaron sin reservas.

A pesar de las alertas sobre una inminente crisis humanitaria, el primer ministro israelí Ehud Olmert rechazó ayer las acusaciones. “No declaramos una guerra a los residentes en Gaza. Ya lo dije antes y digo otra vez que trataremos a los residentes con guantes de seda, pero a Hamas con puño de hierro”, aseguró el mandatario en un comunicado. Sin embargo, según las cifras hospitalarias palestinas, al menos el 40 por ciento de las víctimas son civiles.

El Comité Internacional de la Cruz Roja denunció ayer a Tel Aviv de violar el derecho internacional en Gaza. Reclamó la necesidad de garantizar el principio de proporcionalidad en este conflicto, debido a que más de 400 palestinos murieron en los últimos seis días y cerca de 2000 fueron heridos, contra cuatro israelíes fallecidos y una decena que recibieron lesiones por ataques con misiles palestinos. En los últimos dos días cerca de cien cohetes caseros palestinos cayeron sobre el territorio israelí. A diferencia de los bombardeos en Gaza, nadie resultó herido.

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Los F-16 israelíes sobrevolaron la Franja y lanzaron bombas desde temprano hasta la madrugada de ayer.
 
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