Lunes, 16 de febrero de 2009 | Hoy
El eurodiputado español del derechista Partido Popular (PP), Luis Herrero, quien fue expulsado de Venezuela por interferir con sus dichos en el clima preelectoral de ese país, negó todo. Herrero había llegado a Caracas como observador internacional para el referéndum. Pero una vez instalado en la capital venezolana abrió su boca. Allí, calificó a Chávez de “dictador” y sugirió que la ampliación del horario de votación acordado por el gobierno de ese país podría dar lugar a “maniobras no democráticas”. Como resultado de la violación e interferencia cometida, las autoridades locales lo devolvieron a España, considerando que se había entrometido de modo flagrante en el proceso político local mostrando una parcialidad evidente y por ende dando por tierra con la pretendida objetividad de que debe dar cuenta un observador. Y así se lo recordó el propio gobierno español. “Los observadores internacionales no pueden intervenir durante un proceso electoral”, le señaló Elena Valenciano, secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE. Pero el diputado popular apenas aterrizado ayer en Madrid, negó todo. Negó, para sorpresa de los allí presentes, que hubiese ido a Venezuela como observador internacional. Negó, además, que sus dichos estuviesen fuera de lugar, ya que, según Herrero, no se arrepiente de nada. Igual, observador o no, no pudo observar. Le ganaron sus ganas de hablar.
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