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El martes, mientras Zelaya asistía a la recepción que le brindó el presidente Calderón en la residencia oficial de Los Pinos, corría el rumor de que en Tegucigalpa los militares golpistas se presentaban en televisión a decir que aceptan el Pacto de San José. Enterado por la prensa mexicana, el presidente hondureño apuntó que “si hay una sabia rectificación de las fuerzas armadas, entonces los civiles golpistas se quedarían solos, porque dieron el golpe con el apoyo de las fuerzas armadas ellos son los que sostienen el golpe de Estado”.

Zelaya ha dicho en México que espera que en cuestión de dos semanas pueda regresar a la presidencia de Honduras, pero no descartó que la dictadura de su país pudiera todavía atentar contra su vida.

Ante ese riesgo, el presidente hondureño anunció la existencia de un documento, que mantiene resguardado en un lugar secreto, en el cual ha identificado a 10 familias “con nombre propio, responsables del golpe”, el cual se revelaría en caso de “cualquier cosa que me pase, si yo fuera sacrificado”.

Según Zelaya, los golpistas han hecho todo para impedir su regreso, pero lo seguirá intentando indefinidamente. “De repente aparezco dentro del país y va a ser una sorpresa”, aseguró, después de solicitar a la comunidad internacional que no reconozca ningún sistema político-electoral que surja de la dictadura hondureña.