Sábado, 24 de octubre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › PROPUESTA PARA LA ONU
El golpe de Estado en Honduras dirigido por Roberto Micheletti demostró que la voluntad política de la comunidad internacional no siempre es suficiente para derrumbar una dictadura y restaurar el orden legal en un país. Si esa voluntad no se cristaliza en un comienzo y de manera unánime, puede diluirse en las idas y vueltas de la diplomacia internacional, dijo el escritor argentino Marcelo Monges, quien presentó ante la ONU una propuesta para crear una Convención contra los Golpes de Estado. “Impediría que la democracia sea defendida según convenga la ocasión, o sea defendido un gobierno golpista que ha atentado contra todos los derechos de un pueblo, si así le conviniera a otro gobierno cómplice”, explicó Monges al presentar su proyecto. La iniciativa ya cuenta con el apoyo del abogado argentino Carlos Slepoy, la fundación guatemalteca de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y decenas de sindicatos y organizaciones sociales mexicanas, entre otros.
La Convención crearía dos figuras legales para los casos de golpes de Estado. Por un lado, la interrupción de la democracia sería considerada un crimen de lesa humanidad, un delito no prescriptible, según el derecho internacional. “Alguien podrá diferir del encuadramiento legal de esta figura propuesta. Pero en lo que no pueden diferir, al menos, quienes de verdad están a favor de vivir bajo un sistema democrático, es en que los golpes de Estado deben ser penalizados en el orden jurídico internacional, para terminar con esta práctica de grupos facciosos, todas las veces criminal”, argumentó el escritor, quien actualmente vive en México.
Además, la norma internacional también catalogaría a los golpistas con la figura legal de delincuencia organizada. “La acción criminal de un golpe de Estado de ninguna manera es menor que la que puede llegar a ocasionar el narcotráfico, siendo, en el caso del golpe de Estado, un acto de delincuencia absolutamente generalizado contra todo un pueblo, hecho que en nada se compara las acciones del narcotráfico”, explicó.
Al texto que entregó a las máximas autoridades de la ONU y a la mayoría de los presidente de la región, Monges anexó los 25 puntos que incluiría la convención. Se trata de las acciones inmediatas que deberían tomar todos los países firmantes ante un golpe de Estado. Por ejemplo, no reconocer al gobierno de facto ni a un gobierno surgido de elecciones bajo dictadura, embargar los activos en el exterior de todas las empresas que apoyen el golpe, congelar las cuentas bancarias de los dirigentes golpistas y cancelar sus visas, suspender toda la ayuda económica y el comercio de armas y retirar a los embajadores.
La propuesta, explicó en su escrito Monges, pretende concebir a los golpes de Estado como una afrenta a la humanidad entera y no sólo a un pueblo determinado. “Nuestra lucha no es por tal o cual candidato, por uno u otro presidente. Nuestra lucha es por la democracia, por la defensa del Estado de Derecho y del orden jurídico internacional, por la defensa de las garantías individuales y los derechos humanos”, sentenció.
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