EL MUNDO › OPINION
Un mundo de igualdad
Por Eduardo Macaluse *
Este no es un foro contra la globalización. Impugna a quienes se apropian de sus beneficios. Cuestiona a los pontífices del pensamiento único. Y frente al mundo único que pretenden imponernos propone el desafío de la pluralidad y la riqueza de la diferencia. Busca desde trabajosos pero entusiastas consensos ampliar la perspectiva, en busca de una existencia más digna. Entiende integralmente la dignidad de las personas, a partir del respeto por cada cultura. No concibe el mundo como comunidad de negocios. Y quiere organizarse globalmente para disputar la ganancia de esos negocios. Porque este foro no nació en un escritorio. Surgió de la necesidad de unir la lucha de los pueblos por una vida mejor. Por eso este foro es global. La globalización es un derecho. El acceso a la información, al conocimiento, a los adelantos tecnológicos, es un derecho conculcado para la mayoría. Pero parece un lujo frente al cercenamiento de otros derechos más elementales: comer, trabajar, curarse. Por eso, mientras Davos piensa en acumular, aquí se piensa en distribuir.
Los resultados de este foro no resultan abstractos para la disputa que llevamos a cabo desde hace tiempo en nuestro país por una sociedad más justa, y que en estos días adoptó la forma de multitudinarios cacerolazos, como antes fue la pelea por Aerolíneas, los piquetes, la marcha federal, la carpa blanca, las marchas de silencio, la ronda de las Madres, y tantas otras.
La Argentina, que fue durante algunos ilusorios años el ejemplo de país obediente y próspero para Davos, es hoy exhibida aquí como modelo de país quebrado producto de esa obediencia. Hay en la lucha de la ciudadanía argentina un rechazo profundo al sistema económico, político y social que se agota, una firme conciencia de la necesidad de cambio, y un coraje para manifestarlo, que acá se respeta. Nos compadecen por lo que creímos ser y no fuimos, nos saludan por lo que queremos ser.
* Diputado nacional por el ARI.