México es la probeta. Aquí se experimenta la militarización del combate al crimen antes de su posible exportación al resto de Latinoamérica. “Creo que el presidente Calderón declaró la guerra sin tener una estrategia clara. Calderón tuvo un apoyo muy resuelto de Estados Unidos, que sí está muy claro en su estrategia hacia México y en que México sea el espejo seguido por otros países. La guerra al narcoterrorismo en México, después de la que se hizo en Colombia, es el modelo que más se ajusta al interés de Estados Unidos.” El análisis del escenario bélico mexicano formulado en clave latinoamericana pertenece al director de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Ciudad Juárez, Adolfo Castro Jiménez, entrevistado por este diario.

“El presidente Calderón quiso imitar a Alvaro Uribe, con su mano dura y con su militarización, pero le fue mal porque México no es Colombia, primero porque México es mucho más importante para Estados Unidos que Colombia, y ahora que se llegó a este grado de militarización no me parece que Estados Unidos acepte que se desmilitarice, eso sería una derrota política para el modelo.”

En agosto la Corte emitió un fallo que restringió el fuero de la justicia militar a ordenar que los acusados de crímenes contra civiles sean procesados por la justicia común, veredicto elogiado por Naciones Unidas luego de recoger y denunciar torturas y asesinatos de civiles que quedaron impunes. “No se puede considerar normal que los militares se juzguen a sí mismos cuando cometen delitos contra civiles, y éstos aumentaron desde que las fuerzas armadas comenzaron a intervenir en la represión del tráfico.