Jueves, 25 de abril de 2013 | Hoy
La información secreta de Estados Unidos sobre Brasil entre 1983 y 1985 señala la búsqueda de autonomía tecnológica e industrial del gigante sudamericano, lo que en términos nucleares significa el desarrollo de un programa propio para dominar el ciclo del combustible, incluyendo el enriquecimiento de uranio y el reprocesamiento de plutonio. En busca de esos objetivos –de acuerdo con las agencias estadounidenses– Brasil no quería afrontar ninguna restricción y sus líderes no respondieron a Estados Unidos o a otras presiones para salvaguardar las instalaciones nucleares. Aunque Brasil redujo su programa nuclear civil y se ha retirado virtualmente del polémico acuerdo con Alemania occidental, los servicios militares seguían adelante con una variedad de proyectos secretos nucleares R&G. De acuerdo al informe de 1985, las centrifugadoras del Instituto de Investigación de Energía Nuclear habían enriquecido uranio de forma exitosa. Asimismo, la evalución predijo las capacidades indispensables para desarrollar armas nucleares para 1990. La negativa de Brasil a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear y la insistencia de que el Tratado de Tlatelolco permitía explosivos nucleares con fines pacíficos “demuestran una determinación en preservar la opción de las armas nucleares”.
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