EL MUNDO › SCHWARZENEGGER.
Arnie for gobernator
Nacido en Austria hace 56 años, Arnold Schwarzenegger se sintió atraído en su adolescencia por el culto del cuerpo. De los éxitos en el culturismo –tres veces míster Universo, siete veces míster Olimpia– pasó al cine. Llegó a Estados Unidos en 1968. Sus primeras películas son manifiestamente olvidables; sus grandes éxitos de taquilla (los Conan, los Terminator) son modelos en el género. En los rodajes de varias producciones, su comportamiento –según testimonios de al menos 15 mujeres en los últimos días– fue grosero; él lo ha reconocido más o menos y ha pedido perdón. Se casó en 1986 con Maria Shriver, sobrina del presidente John Kennedy, que ha hecho campaña a su lado y lo ha definido como “un padre excelente, un marido admirable y un extraordinario ser humano”. Tienen cuatro hijos. Schwarzenegger invirtió muy bien sus rentas de Hollywood y es millonario. Está en la política –con propuestas conservadoras en lo económico y moderadas en lo social– porque siempre quiso ser el número uno en todo. Tiene una elevada imagen de sí mismo, como escribió en 1977 en su autobiografía: “Sabía que era un ganador. Sabía que estaba destinado a grandes cosas”.