EL MUNDO › DAVIS.
El gobernador de color gris
Gray Davis hace honor a su nombre: es gris, es frío, inspira poco, es tan cauto que no actúa. Representante fiel de la potente maquinaria demócrata de California, Davis, de 60 años, ganó las elecciones a gobernador en 1998. Se encontró con un superávit de 12.000 millones de dólares. La pasión de los californianos en contra de los impuestos y la crisis de las punto.com y de Silicon Valley, además de la catástrofe energética de California, convirtieron el superávit en un déficit de más de 38.000 millones. Davis quedó paralizado ante la crisis, ayudado por la Cámara de Sacramento. En todo caso, fue reelegido en noviembre del año pasado en medio de un desinterés total: sólo acudió a las urnas el 47 por ciento del electorado. Casi inmediatamente después, la iniciativa de independientes y republicanos de recurrir a la Constitución para juntar firmas que convocaran a nuevas elecciones prendió como un incendio en el descontento y la impaciencia de la gente. Davis lleva meses a la defensiva. Llegó a las elecciones con el apoyo de los grandes pesos pesado de su partido –con Clinton a la cabeza– y recuperó terreno al final, pero nadie apostaba demasiado en favor de él.