Jueves, 26 de noviembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Washington Uranga
“Querido papa Francisco: En toda América latina, en el Brasil y el Caribe y en otras partes del mundo somos muchos los que seguimos con preocupación la cerrada oposición y los ataques que le están haciendo unas minorías conservadoras pero poderosas, desde dentro y fuera de la Iglesia. Perplejos, hemos presenciado algo inusitado en los últimos siglos: la rebelión de cardenales conservadores contra su modo de conducir el Sínodo y, sobre todo, la Iglesia Universal.” Así comienza la carta de apoyo al papa Francisco firmada por teólogos de todo el mundo y que está siendo promovida por el teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los principales referentes mundiales de la teología de la liberación.
La iniciativa del documento tuvo su origen en el II Congreso de Teología Continental que se realizó en Belo Horizonte (Brasil) entre el 26 y el 30 de octubre pasado bajo el título “Iglesia que camina con Espíritu y desde los pobres”. De aquel encuentro participaron aproximadamente trescientos representantes de América Latina, Europa, Canadá y los Estados Unidos.
El texto hace referencia a un episodio ocurrido en los días previos al sínodo sobre la familia que se realizó en Roma en octubre último. Los teólogos relatan que “la carta estrictamente personal de un grupo de cardenales dirigida a Usted, fue filtrada a medios periodísticos como ya sucedió con la encíclica Laudato Si en clara violación los principios de un periodismo ético”. Y usando las propias palabras del Papa –a las que se califica de “valientes”– argumentan que los “grupos conservadores” que ejecutaron la maniobra “postulan una vuelta al modelo de Iglesia del pasado, concebida como una fortaleza cerrada más que como ‘un hospital de campaña con las puertas abiertas para acoger a quien llama’; Iglesia que deberá ‘buscar y acompañar a la humanidad de hoy, con las puertas abiertas, ya que con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión y, en vez de ser puente, se convierte en barrera’”.
Frente a tal situación los teólogos se dirigen a Francisco para decirle que “queremos cerrar filas a su alrededor y mostrar nuestro total apoyo a su persona y a su ministerio, a su visión pastoral y abierta de Iglesia y a la forma carismática por la cual hace que sintamos nuevamente a la Iglesia como nuestro hogar espiritual”. Se hace también mención a “tanta gente de otras Iglesias y religiones y del mundo secular que lo apoyan y lo admiran por su manera de hablar y de actuar”.
Sostienen además que “los intentos de deslegitimar su modo de ser Obispo de Roma y Papa de la Iglesia Universal serán vanos, porque nada se resiste a la bondad y a la ternura de las que Usted nos da un ejemplo espléndido. Por la historia sabemos que cuando prevalece el poder, como a ellos les gustaría que prevaleciese, desaparece el amor y se extingue la misericordia, valores centrales de su predicación y de la de Jesús”.
Agrega el documento que “las actitudes pastorales del tipo de Iglesia que Usted nos propone en sus discursos y en sus gestos simbólicos se caracterizan por el amor cálido, por el encuentro vivo entre las personas y con Cristo presente entre nosotros, por la misericordia sin límites, por la ‘revolución de la ternura’ y por la conversión pastoral”. Y sostiene que “esto implica que el pastor tenga ‘olor a oveja’, porque convive con ella y la acompaña a lo largo del camino”.
En su pronunciamiento, los teólogos lamentan que los grupos conservadores “lo único que están haciendo es decir no. No a la comunión de los divorciados vueltos a casar; no al reconocimiento de los homoafectivos; no a cualquier apertura al mundo que implique cambios sustantivos”. Recuerdan que “Jesús vino a decir sí” y señalan que “no es para nada insignificante el hecho de que la gran mayoría de los católicos viva en las Américas, en Africa y en Asia, donde se constata una gran vitalidad y creatividad en diálogo con las distintas culturas, mostrando múltiples rostros de la misma Iglesia de Cristo”, agregando que “la Iglesia Católica es hoy una Iglesia del Tercer Mundo, pues sólo el 25 por ciento de católicos vive en Europa”.
Sostienen también que “el futuro de la Iglesia se juega en estas regiones donde el Espíritu sopla con fuerza. No darse cuenta de este hecho es seguir siendo eurocéntrico y vaticanocéntrico” y argumentan que “la Iglesia Católica no puede ser rehén de la cultura occidental, que es una cultura regional, por más grandes que sean los méritos que haya acumulado. Es necesario que se des-occidentalice, abriéndose al proceso de mundialización que favorece el encuentro de culturas y caminos espirituales”, afirman.
El documento finaliza diciéndole al Papa que “usted participa del destino del Maestro y de los apóstoles, que también fueron mal entendidos, calumniados y perseguidos”. Y expresando que “estamos tranquilos porque sabemos que Usted asume tales tribulaciones según el espíritu de las bienaventuranzas. Las soporta con humildad. Pide perdón por los pecados de la Iglesia y sigue los pasos del Nazareno”. El texto remata con una rotunda declaración de apoyo: “queremos estar a su lado, apoyarle en su visión evangélica y liberadora de la Iglesia, darle coraje y fuerza interior para actualizarnos, con palabras y gestos, la tradición de Jesús hecha de amor, de misericordia, de compasión, de intimidad con Dios y de solidaridad con la humanidad que sufre” y pidiéndole al “querido Papa Francisco” que “siga mostrándonos a todos que el evangelio es una propuesta buena para toda la humanidad, que el mensaje cristiano es una fuerza inspiradora en el ‘cuidado de la Casa Común’ y generadora de una pequeña anticipación de una Tierra reconciliada consigo misma, con todos los seres humanos, con la naturaleza, y en especial con el Padre que mostró tener características de Madre de infinita bondad y ternura”.
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