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Por Kim Sengupta y David Usborne *
Desde Nueva York

Saddam comenzó ayer su vida como prisionero, aunque su lugar de encarcelación continuaba siendo un misterio. La cadena de televisión CNN informó que había sido trasladado desde una celda en el aeropuerto internacional de Bagdad a Qatar, a los cuarteles del comando militar estadounidense durante la campaña militar en Irak. Pero un funcionario del Consejo de Gobierno iraquí insistió que todavía se encontraba en algún lugar dentro de Irak.
De lo que se está seguro es que el interrogatorio ya ha comenzado. Funcionarios norteamericanos revelaron que el ex dictador está cumpliendo con los simples pedidos de sentarse o pararse, pero ha sido menos que cooperador con las preguntas. Ricardo Sánchez, el jefe de las fuerzas militares en Irak, lo describió a Saddam como conversador. Pero su versión contradijo la del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, quien dijo que el ex líder iraquí “no cooperó en el habla ni nada de eso”. El miembro del Consejo de Gobierno, Muwaffaq al-Rabaiye, que vio a Saddam el domingo, lo describió como “un hombre quebrado”. Cuando fue hallado la noche del sábado, Saddam declaró: “Mi nombre es Saddam Hussein. Soy el presidente de Irak y quiero negociar”, según relató ayer Brian Reed, el comandante de la primera brigada de la 4ª División de Infantería.
Sin embargo, interrogado más tarde en la celda del aeropuerto, sus respuestas (de Saddam) estaban llenas de retórica, pero escasas en información. De acuerdo con el informe de la revista semanal Time, él además pareció amenazar con un tipo de “huelga de baño”. Cuando se le preguntó cómo estaba, respondió que “estoy triste porque mi gente está en cautiverio”. Cuando se le ofreció un vaso de agua, Saddam replicó “si bebo agua, tendré que ir al baño, ¿cómo voy a usar el baño si mi gente está cautiva?”.
Preguntado si sabía sobre el paradero del capitán Scott Speicher, un piloto norteamericano desaparecido durante la primera guerra del Golfo, el depuesto líder dijo: “Nunca hemos retenido prisioneros. No sé qué pasó”. Los comentarios de Saddam sobre las armas de destrucción masiva no fueron diferentes de los que hizo al comienzo de la guerra. Dijo que no poseía esas armas y que Estados Unidos usó ese argumento para lanzar la campaña.
La información encontrada luego de su captura guió, según trascendidos, el arresto de dos miembros del antiguo régimen, aunque no fueron dados a conocer oficialmente. El general de brigada Mark Hertling, de la 1ª División blindada, señaló que con certeza Saddam tenía una conducción con la insurgencia: “Estoy seguro de que guiaba a figuras clave”, señaló.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.