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Con una buena cara en la noche en que los sueños se hicieron trizas, Bernie Sanders no habló de derrota. El mensaje era uno familiar de victoria, de cambiar el status quo. Pero aunque el senador de Vermont prometió continuar en la batalla para llegar a la Casa Blanca, era consciente de que se enfrenta a una lucha enorme para cumplir sus ambiciones, de superar a Hillary Clinton. Después de asegurar una victoria impresionante a la semana anterior en Michigan, el equipo había tenido la impresión que él podría realizar una victoria similar en Ohio e Illinois el martes.

La derrota más ajustada. y quizás la más dolorosa, fue la última carrera en Missouri, donde Clinton, la ex secretario de Estado, aseguró el concurso por menos de medio punto porcentual. En Ohio, un estado crucial en las elecciones generales que republicanos deben ganar, Clinton barrió con a una victoria convincente. El 56 por ciento de los votos que obtuvo mejoró su actuación de hace ocho años, cuando derrotó a Barack Obama en Ohio, 54 por ciento a 45 por ciento Clinton tiene ahora 1599 delegados, de los cuales 467 son los llamados “superdelegados”, oficiales del partido que no están obligados a votar por un candidato en particular. Sanders tiene 844, de los cuales solo 26 son superdelegados. La ventaja de Clinton, en resumen, parece cada vez más inalcanzable.

Para alcanzar el umbral de 2383 delegados necesarios para asegurarse la candidatura, Hillary Clinton ahora necesita ganar sólo un tercio de los restantes. Sanders tendría que ganar a un nivel que no ha logrado desde los embriagadores días de New Hampshire en febrero. Hablando en Phoenix, Arizona, Sanders continuó hablando de la revolución que estaba tratando de conducir. “No se conforme con el status cuando el estatus quo está roto” dijo, en un discurso que duró alrededor de una hora. “¿Están listos para una revolución política? ¿Están cansados de que un puñado de multimillonarios gobierne nuestro país? Vamos a crear una economía que funcione para todos nosotros, no sólo para el uno por ciento”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.