Lunes, 13 de junio de 2016 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTAS A DARíO KOSOVSKY, DE LA RED DE DESARME, Y CéSAR CIGLIUTTI, DE LA CHA
Por la Red del Desarme
El ataque de Omar Saddiqui Mateen fue el más trágico en la historia de Estados Unidos como resultado del uso de armas de fuego. Y se suma a más de 130 incidentes de menor gravedad del mismo tipo en lo que va del año y unos 325 en 2015. El del Bar Pulse suma más víctimas al debate sobre la necesidad de imponer controles a la venta de armas. “Es una nueva manifestación de las consecuencias que puede tener el uso indiscriminado de armas de puño”, dijo a Página/12 el abogado Darío Kosovsky, integrante de la Red Argentina para el Desarme.
“Debemos discutir formas de resolver tolerancia y respeto a la diversidad, porque el regado masivo de armas de fuego se aborda así y acaba mal. El conflicto de fondo es la discriminación, el fascismo, el autoritarismo desde una visión cultural machista: la cultura del ganador –sostuvo Kosovsky–. Pero el problema lo tienen muchos que no encajan en el sueño americano, por lo que con tanta proliferación de armas de fuego es probable que este tipo de hechos no se detenga”.
Precisamente sobre la recurrencia de tiroteos masivos en Estados Unidos, el abogado sostuvo que “la falta de límites al acceso de armas en Estados Unidos tiene que ver con un proceso histórico que va de la mano del ‘sálvese de quien pueda’. Si se tiene disposición para comprar armas y municiones, es factible que la situación termine en violencia contra terceros”.
Y en un ejercicio de comparación sobre violencia armada en aquel país y la Argentina, Kosovsky afirmó que “tenemos cosmovisiones distintas; aquí se dio una batalla cultural contra el uso indiscriminado de armas que lleva más de una década y con un enfoque muy profundo, donde el Estado le transmite a nuestra población un mensaje muy contundente: ‘No te armes’. En cambio, en Estados Unidos hay un mercado muy fuerte de armas de fuego y se hace lobby para evitar reformas, por lo que la solución no depende sólo del aspecto judicial sino que debe ir acompañada de un verdadero cambio cultural”.
En esa línea, Kosovsky remarcó que “los grupos de menores recursos toman el arma de fuego como factor identitario para ser vistos y escuchados. Los sectores vulnerables son los que más mueren por armas, y también los que más las usan. El arma termina siendo la soga que ahorca cualquier posibilidad de cambio de abajo a arriba, por lo que acaban matándose entre pobres. Para cortar con esa lógica individualista se necesita una profunda reforma cultural. Pero lamentablemente al statu quo y a los sectores conservadores no les interesa tener un cambio social. Es un tema muy complejo: a los núcleos de poder les conviene enmarcar el atentado como ‘terrorismo’, sencillamente porque una democracia no debería tener crímenes de odio”.
Reacción de la CHA
Mientras la organización norteamericana a favor de los derechos de los homosexuales Glaad afirmó estar “absolutamente devastada” tras el ataque a la disco gay Pulse en la que murieron 51 personas, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) reclamó a los gobiernos “políticas públicas, inclusivas y de protección a la vida y los derechos de nuestra comunidad”. Asimismo se celebró ayer el Desfile del Orgullo Gay en Los Angeles con un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de la masacre de Orlando y un despliegue reforzado de seguridad. El alcalde de esa ciudad californiana aseguró “todos somos Pulse, todos somos Orlando y todos somos estadounidenses”.
Sobre el atentado del domingo, César Cigliutti, presidente de la CHA, dijo a este diario que “hay que correrse del lugar de la víctima con más militancia, exigir nuevamente el establecimiento de políticas públicas en favor de la diversidad de nuestra comunidad LGBT y la modificación de la Ley Antidiscriminatoria en nuestro país. Porque en Orlando fueron asesinadas 50 personas homosexuales, con lo que sin lugar a dudas se trata de un crimen de odio”. El activista remarcó que “una verdadera política pública sería que acá todos los funcionarios estén a favor de la diversidad. Y en los ataques filonazis de Mar de Plata, por ejemplo, los funcionarios tardaron mucho en pronunciarse. Por eso hay que promulgar leyes con urgencia para que esa gente tan ligada a discursos del pasado deje de intimidarnos y de ejercer violencia sobre nosotros”.
Ante la presunción de que el atentado haya tenido connotaciones religiosas, Cigliutti dijo que “la causa de este tipo de violencia siempre es la homofobia. Hay que cargar las tintas en el discurso del Vaticano y de algunos grupos islámicos, concretamente cortar con la contradicción de horrorizarse por lo que pasó en ese boliche y, no obstante, seguir considerando la homosexualidad como una enfermedad”.
En esa línea, Pedro Paradiso Sottile, secretario de la CHA, aseguró que “producen mucho dolor las muertes y la expresión de esta violencia que nos mata y es promovida por el fundamentalismo, por la cultura de odio y la exclusión en el mundo. Es tiempo de ponerle fin, promoviendo educación y políticas públicas por la igualdad, la justicia y la diversidad”.
Por último, Esteban Paulón, subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual de la provincia de Santa Fe, manifestó su alarma y preocupación por este tipo de hechos, y concluyó que “lesbianas, gays, bisexuales y trans son uno de los grupos que más sufre la violencia, persecución y discriminación, que incluso se expresa con la pena de muerte, por parte de los grupos radicalizados tales como el Estado Islámico”.
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