Donald Trump volvió a demostrar por qué quedará en la historia como uno de los candidatos del Partido Republicano más odiado por propios y extraños. Esta vez, hizo gala de su pésimo sentido de la ubicación al responderles a los padres de un soldado musulmán estadounidense muerto en 2004, que habían hablado en la pasada Convención Nacional Demócrata, en Filadelfia. Todo comenzó cuando Khizr Khan, abogado y migrante pakistaní cuyo hijo, Humayun, capitán del Ejército de Estados Unidos, murió a los 27 años por la explosión de un coche bomba en Irak, pronunció el jueves un discurso en el que reprochó a Trump su polémica iniciativa de prohibir temporalmente la entrada al país de musulmanes para combatir el terrorismo jihadista.

“Usted no ha sacrificado nada ni a nadie”, dijo Khan, frente a los demócratas, al destacar el patriotismo de su hijo y el alto precio que pagó por servir a su país. El multimillonario neoyorquino tomó nota y respondió: “Yo creo que hice muchos sacrificios. Yo trabajo muy, muy duro. He creado miles y miles de empleos, decenas de miles de empleos, construido grandes estructuras. Tuve un éxito tremendo. Creo que hice mucho”.

El magnate inmobiliario se preguntó si los “guionistas de Hillary” habían escrito el relato del padre y sugirió que la esposa de Khan, Ghazala, no habló en aparente referencia a la posibilidad de que, por su condición de musulmana, su marido no le dejara expresarse. “Su esposa, si mira a su esposa, ella estaba allí de pie, ella no tenía nada que decir; quizá no se le permitió decir nada; ella estaba muy callada y parecía que no tenía nada que decir”, señaló el empresario. La mujer habló el viernes, en una entrevista con la cadena MSNBC, y dijo que no había emitido palabra porque se sentía muy dolida por la muerte de su hijo y no podía evitar emocionarse al ver su foto.