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Luego de la polémica que despertó su ausencia en los funerales de Juan Pablo II, el presidente Néstor Kirchner viajará esta tarde hacia Roma para asistir el domingo a la misa de asunción de su sucesor, el cardenal alemán Josef Ratzinger, como el nuevo papa Benedicto XVI. El viaje de Kirchner se producirá, además, luego de los roces entre el gobierno nacional y el Vaticano por la decisión presidencial de desplazar al obispo Antonio Baseotto de la vicaría castrense. En ese sentido, el ministro de Defensa, José Pampuro, aseguró que ese conflicto “está solucionado”.
Kirchner partirá a las 17 acompañado por su esposa, la senadora Cristina Fernández; por el canciller, Rafael Bielsa; y el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Según se supo, el mandatario decidió invitar además especialmente al ex presidente Raúl Alfonsín y al gobernador bonaerense, Felipe Solá, quienes estarán el domingo en la Iglesia de San Pedro.
A modo de preparativo para el viaje presidencial, Pampuro trató de clausurar la polémica que generó el desplazamiento de Baseotto, quien había señalado que habría que “arrojar al mar” al ministro de Salud, Ginés González García, por sus expresiones en favor de la despenalización del aborto. Luego de participar junto a Kirchner en un acto en Puerto Madero, el titular de Defensa dijo que “el tema de Baseotto está solucionado” y estimó que el nuevo vicario castrense “va a ser nombrado en el curso de los próximos días, cuando Roma se organice y cuando haya tiempo para hacerlo”.
Pampuro expresó así la confianza del Gobierno en que, a partir de la asunción del nuevo Papa, el nombramiento del nuevo vicario castrense pueda definirse rápidamente. Una vez que la Santa Sede proponga un nombre para ocupar ese cargo, el Ejecutivo Nacional tendrá la potestad de prestar o no acuerdo a su nombramiento. En ese sentido, Pampuro aseguró que eso “no depende del Ministerio de Defensa sino de la Cancillería y de las conversaciones que mantiene con la Nunciatura”. Al mismo tiempo, Pampuro aseguró desconocer el contenido de una carta enviada el 30 de marzo por el entonces cardenal Ratzinger para respaldar al desplazado Baseotto y que fue publicada ayer por Infobae.
Por otra parte, mientras todo el mundo mira hacia Roma, el juez de la Corte Suprema, Antonio Boggiano, no quiso quedarse afuera de este momento histórico. Según trascendió ayer, el magistrado, quien enfrenta un juicio político por presunto “mal desempeño de sus funciones”, aprovechó la semana pasada su paso por esa ciudad –donde participó de un seminario sobre Justicia– para saludar a Ratzinger personalmente. Los voceros del supremo negaron que ese encuentro tuviera algo que ver con el proceso abierto en su contra.