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A siete meses de la elección presidencial, la derecha chilena sufrió un terremoto político que amenaza con llegar a diciembre dividida. El nuevo candidato del Partido Renovación Nacional (RN), el empresario Sebastián Piñera, en un abierto rechazo a la propuesta que Joaquín Lavín –candidato de la Unión Demócrata Independiente (UDI)– realizó el domingo para que ambos se enfrenten en una elección primaria el 31 de julio, donde la UDI y el RN podrían designar a un candidato único de la opositora Alianza por Chile, aseguró: “Yo no me voy a bajar”. Piñera justificó su rechazo a unas posibles primarias porque su “candidatura acaba de nacer” e ir a elecciones internas en julio sería “como no darle una oportunidad de desplegarse”. Explicó que espera tener una posibilidad de poder difundir sus “ideas, propuestas, proyectos, recorrer el país, tomar contacto con la gente. Lavín ha sido candidato hace tantos años que él comprende que uno tiene que tener esa oportunidad”. De esta manera, el nuevo candidato del RN dejó la decisión final a los dos partidos de derecha. El mismo día de la probable interna de la oposición, los partidos de la oficialista Concertación Democrática celebrarán una primaria para definirse entre las dos candidatas que aspiran a reemplazar al presidente Ricardo Lagos: la ex ministra socialista de Defensa Michelle Bachelet, favorita en las encuestas, y la ex canciller demócrata cristiana Soledad Alvear.