EL MUNDO › COMO FUERON LOS ATENTADOS FIRMADOS POR AL QAIDA
El caos, segundo por segundo
Por Donald MacIntyre, David Randall y
Andy McSmith *
Desde Sharm el Sheij y Londres
Ochenta y ocho personas fueron muertas y 200 heridas cuando coches bomba estallaron a través de zonas comerciales y hoteleras del balneario egipcio de Sharm el Sheij sobre el Mar Rojo. Estremecidos turistas europeos hablaron de pánico e histeria de masas en el momento en que las tres explosiones se produjeron en diferentes partes del balneario, causando una carnicería en los alrededores inmediatos y una aterrada confusión en el resto.
El ataque, el golpe terrorista más letal de Egipto, pareció estar bien coordinado. Dos coches bomba, posiblemente por acción de atacantes suicidas, estallaron casi simultáneamente a la 1.15 de la madrugada a aproximadamente tres kilómetros de distancia. Una tercera bomba detonó más o menos al mismo tiempo en una rambla costera donde los turistas suelen pasear de noche. Una explosión derrumbó el frente del hotel Ghazala Gardens en Naama Bay, el barrio de la mayoría de los hoteles de lujo del balneario. Se temió que hubiera gente atrapada bajo los escombros del lobby. Testigos dijeron que un automóvil irrumpió dentro del complejo del hotel y estalló enfrente del edificio. “Hubo una enorme bola de humo que formó la figura de un hongo. Se produjo histeria de masas”, dijo Charlie Ives, un policía londinense de vacaciones, a BBC World Television.
La mayoría de las víctimas eran egipcios, pero siete no egipcios murieron, incluyendo dos británicos, un checo y un italiano. Los extranjeros heridos incluían a nueve italianos, cinco sauditas, tres británicos, un ruso, un ucraniano y un árabe-israelí. El lobby del hotel Ghazala Gardens, de 176 habitaciones, colapsó bajo una pila de hormigón. Después de horas de trabajar removiendo escombros y metal, los socorristas suspendieron su trabajo, al menos temporariamente, alrededor del mediodía.
Del otro lado de Sharm, en el mercado viejo (zoco), un segundo coche bomba disparó una bola de destrozos llameantes hacia una playa cercana y dentro del mar, dejando la arena salpicada de restos humanos. Sillas dadas vuelta, cañerías rotas y charcos de sangre podían verse en torno de un cercano café destrozado.
Funcionarios dijeron que un auto había estallado allí, pero un testigo presencial sostuvo que un hombre se había metido en medio de una multitud con una gran maleta de viaje y había dicho en árabe egipcio: “Tengo una bomba”. Algunas personas se apartaron de él, pero otros pensaron que estaba bromeando, dijo el testigo, que pidió no ser identificado. Dos minutos después ocurrió una explosión.
“Vi un auto volando por los aires, gente corriendo”, dijo por teléfono Yehya Mohammed, dueño de un restaurante. “No creo que vaya a olvidar esto por el resto de mi vida. Es un horrible retroceso para el turismo acá. Un funcionario de los servicios de emergencia dijo que muchos de los heridos eran trabajadores egipcios reunidos en un café en el mercado viejo. Diecisiete de los muertos estaban tan quemados que era imposible reconocerlos.
Un grupo que reivindicó sus vínculos con la organización Al Qaida dijo que ejecutó los ataques en represalia por “crímenes cometidos contra los musulmanes”, de acuerdo con un mensaje subido a Internet. La declaración, que no fue reproducida en la mayoría de los sitios web más importantes de Al Qaida, estaba firmada por las Brigadas Abdullah al Azzam de la Organización Al Qaida en el Levante y Egipto. No fue posible confirmar la autenticidad de la reivindicación.
La localidad ha estado dominada por largo tiempo por el scuba-diving en sus famosos arrecifes de coral. Sharm-el-Sheij se ha expandido a un ritmo galopante en años recientes, atrayendo europeos, israelíes y árabes de las naciones petroleras del Golfo. Tony Blair ha pasado vacaciones allí, y la localidad ha albergado múltiples cumbres para el proceso de paz árabeisraelí. El presidente egipcio Hosni Mubarak interrumpió unas vacaciones en la costa mediterránea y tomó un vuelo rumbo a Sharm el Sheij. Fuerzas de seguridad armadas hasta los dientes lo escoltaron mientras pasaba junto al complejo destruido por las bombas y hablaba con funcionarios. “Este acto cobarde, criminal apunta a poner en peligro la seguridad y la estabilidad de Egipto y a hacer daño a su pueblo y a sus huéspedes”, dijo Mubarak en un mensaje televisado. “Esto sólo aumentará nuestra determinación de perseguir al terrorismo, arrinconarlo y arrancarlo de raíz”. Los atentados van a aumentar la presión sobre Blair desde todo el mundo musulmán para que cierre a Gran Bretaña como santuario de refugiados políticos que en sus países natales son considerados extremistas. Mubarak se ha quejado personalmente ante Blair en el pasado por los disidentes egipcios que han recibido permiso para residir en el Reino Unido aunque están acusados de ser fundamentalistas islámicos activos.
Las mismas quejas se escucharon la semana pasada del presidente paquistaní, Pervez Musharraf, cuando se dirigió a su nación en un llamado a la guerra contra el terrorismo. Tres de los cuatro responsables de las bombas del 7 de julio en Londres eran de origen paquistaní, y dos de ellos habían visitado el país recientemente. Pero Musharraf sugirió que el problema británico con el terrorismo tenía, al menos parcialmente, raíces propias. Sostuvo: “Hay organizaciones extremistas en el Reino Unido que operan con plena impunidad en esa área. Han tenido la audacia de emitir un edicto contra mi vida y sin embargo operan con impunidad”. El gobierno saudita también ha criticado a Gran Bretaña por permitir a algunos de sus ciudadanos que operen en su país. Pero el Foreign Office insiste en que, bajo la ley internacional, ciudadanos de países como Egipto y Arabia Saudita no pueden ser deportados a sus países de nacimiento si es probable que allí sean torturados.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.