EL MUNDO
“Es muy peligroso armar a un millón de civiles”
Por Juan Jesús Aznárez
Desde Bogotá
Antonio Navarro Wolff, 53 años, fue uno de los fundadores del M-19, el grupo insurgente más popular de Colombia, presidente de la Asamblea Constituyente, candidato a la presidencia de la República, ministro, parlamentario y alcalde. En las pasadas legislativas fue el segundo candidato más votado de Colombia. Esto es lo que tiene que decir de Alvaro Uribe.
–Los candidatos de Uribe arrastraron muchos votos en las legislativas.
–Sí, pero también hubo sensatez de muchos votantes que consideraron que si Uribe iba a ganar las presidenciales era importante que hubiera un contrapeso en el Congreso.
–Los paramilitares dicen que tienen el 35 por ciento del Congreso.
–Así es. Es una cosa preocupante. Los paramilitares dijeron que el 35 por ciento de los nuevos parlamentarios estaba trabajando con ellos.
–¿Qué consecuencias puede tener la ruptura del proceso de paz?
–En primer lugar, desaparece el argumento de que todo lo que estaba pasando era culpa del presidente, Andrés Pastrana. Los colombianos están teniendo que decidir si están dispuestos a pagar los costos de la guerra.
–Pero el belicismo de Uribe gana puntos.
–Bueno, aunque propone la guerra, no propone sólo la guerra. Hay una visión un poco estereotipada de Uribe. No es un simple candidato de la guerra, es también un candidato que tiene un discurso más moderno que Horacio Serpa.
–¿En qué es más moderno que Serpa?
–Serpa es un candidato que está rodeado de dinosaurios, los más dinosaurios de todos, y los defiende activamente a lo largo de los años. A Uribe ahora le están llegando los dinosaurios, pero los recibe con condiciones, tiene ideas propias y propone unas modificaciones a la estructura del Estado que son más modernas. Además da la impresión de que Serpa quiere quedar bien con todo el mundo.
–¿Sigue jugando el narcotráfico un papel tan importante en el conflicto colombiano?
–Sí, porque la financiación de todos los grupos ilegales, de las guerrillas y los paramilitares, es prioritariamente del narcotráfico.
–Si gana Uribe las presidenciales, ¿qué perspectivas de solución tiene el conflicto interno de su país?
–Uribe está tratando de conseguir una ventaja grande para el Estado para ponerle condiciones al proceso de conversaciones con la guerrilla. No ha dicho que no negocia. Ha dicho que lo hará en condiciones distintas, ventajosas para el Estado. Y para eso tiene que imponerse en el campo de combate. Y eso le va tomar años.
–Uribe quiere poner a un millón de personas colaborando con el Ejército en la lucha contra la subversión.
–Eso sería involucrarse masivamente en el conflicto.
–Esa iniciativa recuerda a las rondas campesinas peruanas y las patrullas civiles guatemaltecas.
–Sí, sí. Claro. Es peligroso. Y aquí, por las características del conflicto, no las puede armar con machetes, sino con fusiles. Y entonces, un país con tantos fusiles en manos ilegales pues corre el riesgo de desbordarse en grupos armados y terminar convirtiendo a esos grupos en auxiliadores de los paramilitares.