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“Quiero que seamos lobbistas de las empresas argentinas en el exterior”, había dicho Adolfo Rodríguez Saá durante su efímera presidencia. “Quiero darle una nueva estructura a la Cancillería para que pueda apoyar a nuestras empresas en el exterior”, dijo ayer, en eco, el premier italiano, y también megaempresario, Silvio Berlusconi. Claro que esta declaración, más su intención de ocupar el cargo de canciller por bastante tiempo, no sonó a “impulso emprendedor” a los oídos de la Unión Europea y de la propia oposición italiana, ya que viene después de la renuncia de Renato Ruggiero al cargo por discrepancias por las palabras decididamente “antieuro” de varios ministros de Berlusconi. “Estamos muy preocupados”, afirmó el líder de la oposición del Olivo, Francesco Rutelli, frente a una bandera de la Unión Europea (foto). “El gobierno se encuentra en una grave crisis”, aseveró.