Desde Jerusalén

Profunda preocupación ha provocado en Israel la visita oficial a Irán del primer ministro palestino, Ismail Haniye, por las implicaciones a largo plazo del vínculo entre Gaza y Teherán. Pero a corto plazo, el gobierno de Ehud Olmert tiene otro objetivo: impedir a toda costa que el Ejecutivo islamista sea capaz de aliviar los efectos del bloqueo económico impuesto por la comunidad internacional. Por ello, los militares israelíes prohibieron ayer el paso a Haniye, que llevaba 35 millones de dólares en su equipaje. Tras conocerse la noticia, simpatizantes y milicianos de Hamas asaltaron las instalaciones y los monitores de la UE fueron evacuados. Sólo después de esperar horas en el cruce y de dejar el dinero que será depositado en una cuenta de la Liga Arabe en un banco egipcio, el ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, le permitió ingresar a los territorios palestinos.

Poco después del mediodía, el primer ministro palestino se disponía a entrar en Gaza tras una gira de dos semanas por varios países musulmanes. Había cancelado su viaje tras el asesinato, el miércoles, de un dirigente de Hamas y para celebrar, hoy, el 19º aniversario de la fundación de la organización fundamentalista. A su llegada a la terminal de Rafah, declaró portar 35 millones de dólares, y los militares israelíes, dueños absolutos del cruce fronterizo por mucho que los acuerdos firmados entre los gobiernos israelí y el palestino establezcan otra cosa, le impidieron el paso por orden del ministro de Defensa.

El cruce fue clausurado e inmediatamente unos dos mil simpatizantes y milicianos de Hamas invadieron las instalaciones y tomaron el control tras una lluvia de tiros al aire. Los observadores europeos fueron evacuados por los policías de la Guardia Presidencial palestina, dependiente del mandatario Mahmud Abbas, que poco más pudieron hacer. Una nueva muestra del poder del movimiento fundamentalista en su bastión de Gaza. Por la tarde, brotaron de nuevo los tiroteos y algunas fuentes aseguraban que la terminal había sufrido severos daños, que al menos 18 policías y militantes islamistas habían resultado heridos y que los enfrentamientos se habían extendido al lado egipcio de la frontera. Más tarde, informaron que uno de los guardaespaldas de Haniye había muerto, producto de estos tiroteos. Hamas responsabilizó anoche al movimiento de Al Fatah que lidera el presidente palestino, debilitando la frágil tregua entre las dos facciones palestinas.

El embrollo legal es mayúsculo. Y, como siempre en estas tierras, Tel Aviv tiene la última palabra. Diplomáticos implicados en los tejemanejes de la terminal de Rafah han explicado que es ajustado a la normativa internacional atravesar la frontera con dinero en efectivo siempre que se declare y que no proceda del lavado de dinero o se trate de fondos destinados a actividades terroristas. Y claro, el Ejecutivo de Ehud Olmert considera que hasta el último céntimo que reciba Hamas –también incluido en la lista de organizaciones terroristas por la UE y Estados Unidos– son fondos destinados a fomentar el terror. Ahora sí no es la primera vez que un funcionario del gobierno dirigido por Hamas cruza con sumas millonarias encima.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.