EL MUNDO
Cómo escapó Bin Laden
Osama bin Laden y la mayoría de sus asociados árabes de alto rango pudieron escapar de Afganistán el año pasado por una serie de errores estratégicos evitables de los comandantes militares de Estados Unidos, dijeron a este diario fuentes bien informadas en Kabul. De los 3000 a 4000 “militantes extranjeros” atrapados en Afganistán en noviembre pasado después de la caída de los talibanes, la mayoría pudo escapar. Varias operaciones militares de alto perfil para capturarlos, la más notable la de diciembre último en las montañas de Tora Bora, fracasaron porque Estados Unidos y Gran Bretaña enviaron muy pocas tropas propias. En cambio, el comandante de Estados Unidos en Afganistán, general Tommy Franks, confió demasiado en los señores de la guerra antitalibanes locales que estaban más interesados en hacer dinero que en cazar enemigos de Estados Unidos.
Funcionarios de inteligencia norteamericanos describieron en privado esta estrategia como “el error más grave de la guerra”. Este diario pudo saber que Bin Laden casi con seguridad se escapó de Tora Bora en la primera o segunda semana de diciembre del año pasado a pesar de una enorme operación militar de Estados Unidos para hacerlo aparecer. Según fuentes confiables en Kabul, escapó de noche en un convoy de “ocho o nueve” vehículos. Hombres de tribus paquistaníes vinieron a Afganistán para recibir al grupo de unas 26 personas a cambio de una gran suma. “Las esposas de Bin Laden viajaron por separado”, añadió la fuente. Las fuerzas especiales de Estados Unidos que estaban coordinando el ataque a Tora Bora, donde los combatientes de Al-Qaida se habían estado refugiando en cavernas, cerraron la ruta de escape al norte, pero fatalmente dejaron abierta una senda nevada al sur. “La operación de Estados Unidos fue como un queso gruyère con demasiados agujeros grandes”, dijo otra fuente en la nueva administración afgana.
A comienzos de este año virtualmente todos los combatientes árabes de Bin Laden habían desaparecido, escapando a Irán o Pakistán. Algunos se dirigieron directamente al Este: sobre las montañas y rumbo a las áreas tribales de Pakistán. Otros se dirigieron dentro de Pakistán hacia el Sur, vía la ciudad de Spin Boldak. Un afgano que cruzó cerca de la ciudad dijo que evitar los guardias de frontera solamente requería “pasear durante siete horas”.
La ruta a Irán también comenzaba en Spin Boldak, pero llevaba al Oeste a través del desierto de Baluchistán, un viaje de tres días en automóvil por una ruta frecuentada por los contrabandistas de heroína, y luego a Irán cerca de Zahedan. “Es muy fácil de hacer. Se cruza la frontera de noche y a pie. Las otras rutas a Irán están más vigiladas”, dijo un afgano que entró a Irán ilegalmente. De acuerdo con una fuente de inteligencia en Washington, la CIA cree que hasta 500 miembros de Al-Qaida escaparon a Irán en los primeros meses de este año. La agencia está convencida de que elementos del gobierno de Teherán ayudaron a su huida.
La existencia de una ruta iraní fue admitida oficialmente por Teherán recién el mes pasado, cuando se reveló que 16 miembros de Al-Qaida habían sido arrestados y expulsados a Arabia Saudita. Hasta entonces, Irán había negado la presencia de Al-Qaida. Los combatientes que huían se enfrentaban a innumerables obstáculos, el menor de los cuales no eran los terribles caminos polvorientos y llenos de agujeros de Afganistán. Con la caída del régimen talibán, los señores de la guerra locales establecieron una serie de retenes camineros, a menudo sólo un pedazo de soga defendida por guardias con Kalashnikovs, pero igualmente cruzables pagando un alto soborno.
De noche las montañas en Afganistán oriental en diciembre pasado estaban heladas. La mayoría de los combatientes de Al-Qaida tenía chaquetas de lana y pantalones gruesos, pero ninguno tenía las bolsas de dormir o la sofisticada ropa termal de sus enemigos norteamericanos. Los combatientes árabes, sin embargo, tenían la ventaja del conocimiento de la zona y una relativa riqueza. Un árabe logró llegar a Kandahar después de pagarle a un taxista 3000 dólares en efectivo. Otros que estaban cerca de la ciudad de Ghazni contrataron a guías locales para que los guiaran a través de desiertos donde no hay caminos. El fracaso en la tarea de interceptar a los militantes en fuga fue un enorme golpe a la guerra contra el terrorismo de la administración Bush.
Documentos legales depositados en la Corte de Apelaciones de Casablanca muestran, que por lo menos, algunos de los árabes que escapaban iban armados con planes específicos para intentar nuevos ataques. Los documentos, que se refieren al juicio de tres sauditas sospechosos de complotar para hacer explotar naves británicas y norteamericanas en el Estrecho de Gibraltar, dan una imagen de la huida de Afganistán desde la perspectiva de Al-Qaida.
Cuando los combatientes de Bin Laden fueron duramente bombardeados por Estados Unidos en las montañas afganas en diciembre su jefe emitió un mensaje crucial. Los talibanes no podrían garantizar la seguridad de los combatientes de Al-Qaida, dijo, y ahora era imperativo que se desbandaran. Los combatientes deberían hacer su propio camino hacia Pakistán, Irán y otros países, y desde ahí volver a casa para continuar con la lucha. Los documentos de la corte en el caso marroquí describen cómo uno de los terroristas sauditas, Zouhair Tabiti, tuvo una larga discusión en las montañas de Gardez con un alto miembro de Al-Qaida llamado Ahmed Billal, el mismo hombre que se adjudicó la responsabilidad de planear el atentado suicida de Djerba. Billal dijo a Tabiti que él y sus dos cómplices deberían hacer su camino por separado a Marruecos. Luego discutieron en detalle cuál misión terrorista intentarían los sauditas una vez que estuvieran de vuelta en Marruecos. Consideraron bombardear una estación de ómnibus y un lugar turístico en Marrakesh, llegando a debatir la ética de asesinar a otros musulmanes, antes de decidir un ataque contra los barcos usando una lancha bomba. La idea le debe haber gustado a Billal, que las fuentes de inteligencia de Estados Unidos creen que está detrás de un ataque similar en octubre de 2000 contra el USS Cole, anclado en el puerto de Yemen, que mató a 17 norteamericanos.
Al final, el plan de Gibraltar fue abortado. Los tres sauditas fueron interceptados y arrestados, y ahora están en la cárcel en Marruecos esperando ser juzgados. Pero su exitoso escape de Afganistán, vía Teherán y Roma y de ahí a Rabat, provoca una simple pregunta: ¿cuántos más del ejército de Bin Laden escaparon y dónde están ahora?
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.