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Nosotros ya lo dijimos
Por Juan José Panno
Nos, los amantes del básquetbol de la primera hora, hemos surgido desde las alcantarillas a raíz de la fenomenal actuación del seleccionado argentino en las 500 Millas de Indianápolis.
Está claro, ahora más que nunca, que el único Mundial que nos interesaba este año era el de básquetbol y por eso ni nos mosqueamos con el fracaso de Marcelo Bielsa y sus jugadores en el campeonato de la pelota más chiquita.
El básquetbol, amigos, ha dado una verdadera lección que los enfermos que tienen una pelota y un arco en las cabezas deberán aprender.
Los partidos, digámoslo de una vez, hay que jugarlos así como jugó la selección argentina, con estrategias claras y precisas. No es difícil por lo tanto, descubrir dónde están las claves del triunfo.
- El equipo de Magnano recurre permanentemente al juego aéreo durante los 90 minutos.
- Los “carrileros” cumplen una función importante en el equipo, abriendo la cancha y hace verdad aquello de que hay que ser ancho para ser profundo.
- Se remata desde afuera del área cuando las circunstancias lo aconsejan.
- Si es necesario, defiende con todos stoppers o con marca combinada, pero nunca deja jugadores libres.
- Cuida la pelota, nunca un pelotazo de cuarenta o cincuenta metros, a dividir, porque así ya se sabe que se favorece la defensa de los contrarios. Mucho más ante zagueros centrales tan lungos.
- Los tiros libres los ejecuta directamente, nunca una jugada de pizarrón, nunca un pase atrás ni ninguna cosa rara.
- Si hay que poner dos delanteros de aréa juntos se los pone y no se anda con vueltas, como lo hicieron otros.
- Se entendió desde el primer partido que en Indianápolis la pelota no dobla.
- No utiliza la táctica del paso a paso. Si lo hiciera, los árbitros cobrarían caminar en cada ataque
Nos, los amantes de las camisetas musculosas de la primera hora, abrimos los brazos para incorporar a gente de otros deportes y especialmente a aquellos que creen que el único juego que le interesa a la gente es el fóbal.