Desde Neuquén

“En la radio de mi móvil escuché que habían atropellado a un oficial y también se escuchó una orden para que detengan ese auto”, declaró el sargento Juan José Benegas, el primero de una serie de policías citados por la fiscalía para que declaren en el juicio por el crimen del maestro Carlos Fuentealba que se reanudó en el día de ayer. Para hoy están citados otros uniformados –todos ellos del Grupo Especial de Operaciones (GEOP) de Cutral Có–, que deberán decir qué hicieron y qué vieron en la ruta 22 el 4 de abril del año pasado, día de la represión que se llevó la vida del docente neuquino.

Previo al testimonio del policía Benegas, tres docentes reconstruyeron con sus relatos los últimos momentos del profesor muerto por un tiro, a muy poca distancia, de una granada de gas lacrimógeno que impactó de lleno en su cabeza. El cabo primero José Darío Poblete es el único acusado en la causa por haber disparado contra Fuentealba.

Así, el profesor Gaspar Silva contó al tribunal que al comenzar la represión policial en el conocido cruce de Arroyito, su compañero de trabajo en el Cepem 69 Carlos Fuentealba “me dijo en un momento que no subamos a la ruta (nacional 22) porque (la policía) nos puede llegar a matar a uno de nosotros”. El mismo Silva le expresó al tribunal que “si ya nos estábamos retirando de la ruta, a la cual nunca llegamos a cortar, ¿por qué nos tenían que perseguir de esa manera? ¿Con qué les íbamos a tirar? ¿Con un borrador?”

Por su lado, el maestro Rubén Lezcano contó que luego de esos primeros momentos de lo que definió como “una verdadera cacería, ya que un policía me dijo riéndose en mi cara y apuntándome que ya íbamos a ver lo que es el tiro al blanco”, él divisó en un momento que “Carlos pidió ayuda ya que venía muy descompuesto y había ayudado a muchos compañeros que se sentían muy mal o estaban heridos”. “Y yo lo vi (a Fuentealba) cuando intentó entrar a dos autos distintos pero que no tenían lugar y que finalmente entró por la puerta de atrás al Fiat 147 donde lo mataron poco después.”

Pero quien estuvo realmente en los últimos momentos de vida de Fuentealba fue Juan Uribe, portero de una escuela contigua a una de las que trabajaba Fuentealba, el Cepem 69, que junto a otro docente, Gabriel Pillado, fueron los que sacaron al maestro luego de haber sido baleado en la cabeza. El mismo Uribe, luego de contarle al tribunal que “cuando yo vi a muy pocos metros que un policía levantó su arma y apuntó al Fiat, le dije a una compañera que se la va a poner... Inmediatamente corrí a abrir la puerta delantera y mientras le decía ‘aguante compañero que te sacamos’, vi cómo Carlos temblaba y balbuceaba cosas de dolor porque tenía el rostro lleno de sangre”. “Ya en la banquina hizo dos a tres sacudones y después el cuerpo quedó tieso, como que estaba muerto. Mientras algunos policías nos miraban con cara de odio y de ironía, como diciéndonos que ya nos habían dado un escarmiento”, agregó el auxiliar de servicio.

Cuando llegó el turno del último testigo de ayer, el sargento Benegas, la sala se llenó de policías que se ubicaron al final. Entre otras cosas, el testigo –que en ese momento era el chofer del móvil del GEOP de Cutral Có– confirmó que poco después del disparo sobre el Fiat 147 donde estaba Fuentealba, “vi en mi unidad al cabo primero Poblete y a otro oficial de nombre Linconao”. Lo que no supo explicar Benegas es por qué si ambos pertenecían al grupo de policías de Zapala ingresaron en un móvil que no era el de ellos. Linconao, para colmo, era quien comandaba al grupo de Zapala donde revistaba Poblete.

Para el día de hoy se esperan con expectativa nuevos testimonios de policías que participaron de la represión. Entre ellos Angel Clemente González, Néstor Fabián Bascuñán y Sergio Luis Burgos, todos ellos pertenecientes al grupo especial policial de Cutral Có.