Martes, 10 de junio de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › UN SARGENTO DE LA COMISARíA 52ª ANTE LOS JUECES POR EL CRIMEN DE LUCAS ROLDáN
El sargento Lucio Montero está acusado de balear al joven el 6 de marzo de 2003 en Villa Lugano. Formaba parte de la temida patota del Percha Solares, que será enjuiciado por encubrimiento.
Por Carlos Rodríguez
Desde mañana comenzará a ser juzgado el policía federal Lucio Montero, a quien llaman El Paraguayo, quien está imputado por el homicidio de Lucas Roldán, de 29 años, ocurrido el 6 de marzo de 2003 en el barrio porteño de Villa Lugano. El sargento Montero formaba parte de una brigada policial de la comisaría 52ª, integrada también por el sargento Rubén “El Percha” Solares y el inspector Juan Alberto Monteyrú, quienes en un juicio posterior deberán responder por el delito de “encubrimiento agravado” del mismo hecho. El Percha Solares es famoso en la zona de Lugano, sobre todo en los barrios más pobres, y ha sido acusado más de una vez como autor de homicidios de jóvenes señalados por él como supuestos delincuentes. El sargento Montero, quien se encuentra preso, llegó a juicio porque el juez de primera instancia, Pablo Ormaechea, desestimó la versión oficial que decía que la brigada había baleado a Roldán, que trabajaba como limpiavidrios, durante un supuesto tiroteo iniciado por la víctima.
El juicio contra Montero, que iba a comenzar ayer, se postergó hasta mañana por pedido de la abogada querellante, Paula Squassi, que representa a la familia de Roldán. En realidad, Squassi solicitó una postergación de un mes, pero los miembros del Tribunal Oral 26 de la Capital Federal sólo aceptaron demorarlo por 48 horas. Squassi alegó problemas de salud derivados de un parto reciente y también se quejó porque entiende que “la causa no está lista para ser llevada a juicio, porque faltan incorporar algunas pericias que son muy importantes para la acusación”.
“Quieren ir a juicio ahora porque el 26 de junio se vence el plazo legal para la prisión preventiva del acusado Montero, que está detenido desde hace dos años y medio”, aseguró la abogada en declaraciones a este diario. También criticó al tribunal porque “a la causa le tienen que incorporar peritajes”. La querellante recusó a los jueces, que deberán responder mañana, cuando declaren abierta la audiencia pública.
Squassi representa a la familia de Lucas Roldán, de 29 años, limpiador de parabrisas, casado y padre de dos chicos. Roldán, quien limpiaba los vidrios de los autos que se detienen en la esquina de las avenidas Sáenz y Amancio Alcorta, en el barrio porteño de Pompeya, estuvo seis días desaparecido en marzo de 2003. El cuerpo de Lucas fue hallado el 6 de marzo en el interior de un auto robado, un Fiat Duna bordó. Tenía una pistola a su lado y un paquete con más de un kilo de cocaína.
En 2003, un periódico del barrio de Lugano publicó una nota sobre el hallazgo del cuerpo de Roldán. “Uno menos: cayó en tiroteo peligroso narcotraficante”, era el título, que reproducía la versión oficial. Los policías aseguraron que el día del hecho, cuando iban en un coche de la brigada a la altura de la esquina de Escalada y avenida Roca, la víctima pasó en otro auto y “les cruzó la mirada”, motivo por el cual lo consideraron “sospechoso” de algún delito.
El famoso “olfato policial”, tantas veces discutido judicialmente, los llevó a perseguirlo. La víctima, según la policía, hizo varios disparos durante la persecución y luego se bajó del auto para seguir tirando. Por esa razón, Montero le pegó cuatro balazos y lo mató. “Nada justifica en el supuesto accionar policial un inicio de persecución a partir de un ‘cruce de miradas’”, afirmó el juez Pablo Ormaechea en el auto de procesamiento de los policías, quienes habían incurrido en contradicciones sobre la hora en que ocurrió el supuesto enfrentamiento.
Montero y Monteyrú dijeron que el “enfrentamiento” fue después de las cinco de la tarde, mientras que Solares aseguró que fue cerca de las 15. Los peritos establecieron que la muerte fue entre las 14.50 y las 15.50. En el expediente se dice que los peritos llegaron al lugar a las 18.50 y que la ambulancia recién fue solicitada a las 17.51. Los policías contaron con tiempo para modificar la escena del crimen. El tema de la presencia de droga en el auto ni siquiera fue analizado por el juez Ormaechea.
Sí tuvo en cuenta los peritajes toxicológicos que demostraron que Roldán había tomado bastante cerveza. Tenía 1,40 gramo por litro de alcohol en sangre, cuando el límite para manejar en condiciones es de 0,5 gramo. Esto hizo que el juez pusiera en duda la versión de los policías, que afirmaron que Roldán manejaba con una mano y con la otra les disparaba. El magistrado concluyó que la víctima no estaba en condiciones de manejar, mi siquiera con las dos manos. Elsa Roldán, madre del joven asesinado, dijo a este diario que lo ocurrido fue “un fusilamiento”. Las pericias demostraron que los disparos fueron hechos desde una distancia mayor a 50 centímetros y menor a cinco metros. El ángulo de tiro no corresponde al de una persecución y el Duna robado, en el que supuestamente iba Roldán, no estaba en condiciones de andar porque tenía roto el arranque. Por todas esas razones, Montero está imputado y preso desde el año 2006.
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