EL PAíS › ESTA SEGUNDO EN ALGUNAS ENCUESTAS, QUIERE AMPLIAR SU ESPACIO
“Se puede ser popular y racional”
Kirchner se diferencia del resto de los candidatos pero no cierra las puertas a conversar con ninguno, excepto con Menem. Aquí habla de la Corte, los banqueros, el Senado, el Lole, Carrió, el Adolfo y su propio proyecto.
Por Sergio Moreno
Está más relajado aunque ha aumentado su actividad. Atiende a Página/12 minutos antes de partir hacia Córdoba, donde participará de un par de actos. Hace unos dos meses despuntaba en las encuestas con un dos o tres por ciento. Ahora, hay varios sondeos que lo ubican compitiendo en el ballottage con Adolfo Rodríguez Saá. Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz y precandidato presidencial, se perfila para competir por fuera del PJ y no cierra ninguna puerta: ni con Elisa Carrió, ni con Adolfo Rodríguez Saá. Marca diferencias, pero no habla mal de nadie. Incluso ha morigerado sus pareceres con respecto a Eduardo Duhalde. Pero toda regla hace a su excepción: Kirchner es frontal y tan duro como siempre con Carlos Menem de quien dice es el causante de la fenomenal crisis, no sólo económica, que agobia a la Argentina.
–La última vez que lo reporteé, hace dos meses, usted tenía una intención de voto baja. Hoy varias encuestas lo ubican en segundo lugar. ¿Alguna vez se lo imaginó?
–Estoy gratamente sorprendido, me entusiasma mucho que la sociedad vaya buscando opciones de cambio, ponderando la tarea que hemos realizado en la gestión, que nos vea con capacidad para administrar estratégicamente la Argentina, de conducirla y gobernarla. Esto está marcando que después del quiebre de los grandes liderazgos la reconstrucción de nuevas referencias está viviendo una transición. La reconstrucción de referencias fuertes se va a dar a partir de que quien tenga la posibilidad de conducir y quienes sean oposición cumplan con lo que dicen.
–En las encuestas aparece también mucho escepticismo.
–Es lógico que la gente tenga un gran escepticismo. Después de lo que pasó el 20 de diciembre hace falta una fuerte renovación dirigencial. La primera medida que voy a tomar como presidente es convocar a una consulta popular en 15 días para que la gente diga si quiere que se oxigene el sistema, quién se vaya o quién se queda, también está marcando una necesidad muy fuerte de oxigenación institucional. También es necesario profundizar el juicio a cada integrante de la Corte Suprema para que la sociedad tenga la sensación de que se están dando todos los procedimientos; después se determinará quién es culpable y quién no, pero fíjese que cuando pasan cosas como las que pasaron esta semana surgen recuerdos de impunidad.
–¿Cree que deben enjuiciarse los nueve miembros de la Corte, o sólo a la mayoría automática del menemismo?
–Hay que llevar adelante el juicio político. Después se determinará el grado de culpabilidad de cada uno. A mí no me gusta condenar a nadie sin previo juicio. Si son todos culpables, se tendrán que ir todos, si no son todos culpables no se tendrán que ir todos.
–Siguiendo con el Parlamento, otra vez se habla de coimas. ¿Qué hay que hacer con el Senado?
–He visto a senadores de un comportamiento ejemplar, me parece embromado generalizar. Y estoy seguro de que en este tema se juegan otros intereses, y cuando un cuerpo está tan desprestigiado y con tanta pérdida de credibilidad popular, muchas veces paga por la historia. En este caso pueden pagar por la historia o no, no lo conozco, no sé. Cristina (Fernández, su mujer) está haciendo una excelente tarea en la Comisión de Asuntos Constitucionales. En este caso tengamos en cuenta que los banqueros no son los más prestigiados, ni son los de mejores conductas ni son los más coherentes, ni son los que más han asegurado actitudes que le den a la Argentina un manejo creíble constitucional.
–¿Son, como dijeron algunos senadores, traidores a la patria?
–Hay que averiguar, debe trabajar la Justicia por un lado, la Comisión de Asuntos Constitucionales por otro, y también la gente debe tener los ojos bien abiertos, porque aprovechando el desprestigio institucional se trata de generalizar y de quitar fuerza a los cuerpos de la democracia.Este tipo de procedimientos lamentablemente tiene fuerte credibilidad porque la gente ve cómo se trató la Ley de Subversión Económica, la ley de poderes especiales con Cavallo. Siempre queda la sensación de que ha habido un “valijero en el camino”.
–¿Qué le parece el anuncio del FMI sobre la posible firma de un acuerdo?
–Desconozco qué es lo que se está tratando. Creo que es muy difícil llegar a un acuerdo con un gobierno de transición. Lo primero que hay que conseguir en la Argentina es sustentabilidad interna, la reforma tributaria, la reformulación de la pirámide fiscal, de los fueros penales tributarios, del derecho fiscal tributario, aumentar la recaudación sobre los 40 mil millones de pesos de evasión que hay; tranquilamente se pueden recuperar miles de millones en los primeros seis meses de gobierno. Podemos generar recursos genuinos para hacer un fuerte plan neokeynesiano que permita inversión pública para generar trabajo. Si bien los planes de Jefes y Jefas de Hogar pueden servir para la coyuntura, lo que tenemos que hacer es encontrar la posibilidad de generar trabajo genuino. Yo lo hice en Santa Cruz. El segundo decreto que yo firmaría sería generar un fondo de inversión para el norte argentino que está en el límite. Y para un sector del conurbano.
–¿Duhalde no puede comenzar a hacer esto?
–Duhalde puede aprovechar el tiempo que le queda. Algo le está mejorando la recaudación. Con el durísimo ajuste que generó la devaluación, la Argentina quedó con bajo gasto público. Pero si hace una reasignación y la recuperación de la recaudación es volcada a la inversión pública y privada, consolidación de la producción y del frente exportador, vamos a cerrar la estructura de funcionamiento de la economía.
–¿Qué le parece la gestión de Roberto Lavagna?
–Lavagna, en muchos aspectos ha sido absolutamente razonable, y en otros estoy en desacuerdo, como las políticas globales que se han hecho. No comparto la redistribución del problema del corralito. Yo hubiera sido mucho más rápido, hubiera puesto una relación directa ahorristasbanqueros, hubiera hecho caer rápidamente los bancos que se insolventaron. No ha acertado todavía a establecer una política definitiva con el funcionamiento de las relaciones federales con las provincias, creo que está pendiente un tema difícil como es la coparticipación que es muy importante para la distribución del ingreso en la Argentina, no veo que se haya incentivado fuertemente una política de combate a la evasión. También debo reconocer que en muchos temas ha actuado con tino y razonabilidad: acompasó las ondas de la economía con un criterio de mayor responsabilidad de lo que hicieron sus antecesores.
–Recuerdo una foto suya con Elisa Carrió y Aníbal Ibarra. Parece que Carrió prefirió la foto que se sacó después con Luis Zamora y Víctor De Gennaro.
–Tengo un absoluto respeto por Carrió. Tanto ella como yo cuando nos juntamos lo hicimos para consolidar políticas de Estado. Uno puede consolidar políticas de Estado antes o después de las elecciones. Nosotros acordamos, cada uno con su metodología, el mecanismo que fue respaldar la caducidad de mandatos, que dije que es el primer decreto que firmaría, y el otro tema muy importante fue la profundización de llevar adelante el juicio a la Corte Suprema. Estamos cumpliendo con los dos temas, ella y yo. Eso genera credibilidad institucional hacia adentro, hacia afuera y entre los actores. Ahora bien, desde mi sector venimos convocando un frente nacional, popular y progresista, se están convocando dirigentes de distintos sectores que entienden que hay que reformar el país. La primera virtud tiene que ser la honestidad y en un espacio pueden converger sectores de centroizquierda, centro y centroderecha honestos que quieran construir un país diferente. Creo que hay un espacio nacional, popular, progresista y racional.
–¿Va a ir por afuera del PJ?
–Tenemos que ver. El tema de la interna es cómo está convocada. Se lo dije al propio Presidente: deseaba una interna primaria con un padrón general. Pero se impuso otro criterio, que es el de hacer esta interna para ajustar la cabeza al sombrero. El ex presidente (Menem) quiere una elección lo más chica posible para poder mover los padrones truchos y tratar de quedarse con el sello.
–¿Cómo es el peronismo en el que compiten sólo Menem y De la Sota?
–Evidentemente hay que buscar otra alternativa. Yo espero que haya una reflexión final y que se hagan las cosas como tienen que hacer, pero no sólo para el justicialismo sino para todos los partidos políticos. Si se habla tanto de renovación, entonces que se haga un padrón general como en Estados Unidos, con las primarias.
–¿Cómo ve los esfuerzos para inducir a Carlos Reutemann a competir?
–Si Reutemann, a quien respeto y con quien tengo una excelente relación, está haciendo una campaña indirecta sentadito en su escritorio sin hablar y apareciendo como la reserva del sistema, es muy inteligente. Ahora, si él va a tener que salir y pasar por todo lo que tenemos que pasar todos, discutir un país, la situación del Lole ya no va a ser tan fácil. Por ahí él no quiere ser candidato. El Gobierno puede tenerlo como el candidato que más le guste, tiene todo el derecho del mundo. No me molesta que puedan optar por una postura. Pero creo que Reutemann tiene su propia estrategia.
–Con Adolfo Rodríguez Saá, ¿se sentaría a hablar?
–Con Adolfo Rodríguez Saá siempre he tenido una relación correcta. Trabajamos mucho por el país federal, acordamos muchas cosas, como la ley de coparticipación federal, trabajamos juntos en el Frente Federal y fui uno de los gobernadores que lo apoyó para que pueda ser presidente, más allá de las diferencias que hemos tenido por las designaciones que hizo. En muchos temas tenemos visiones del país diferentes, pero en mí no van a encontrar una sola palabra que lo descalifique.
–¿Cómo ve el país desde enero a ahora?
–Este país zozobró porque fue Menem el que generó el sistema de exclusión, de desocupación, de corrupción estructural. Muchos dicen que con Menem estábamos mejor, yo digo que con Menem se vendió el patrimonio nacional, se endeudó la Argentina tremendamente, se profundizó como nunca la exclusión en el país, y ya después entramos en caída libre. Todavía no se ha detenido la caída. Ahora estaríamos en una instancia en la que puede ser que la caída económica se ha paralizado. Pero la pérdida de fuerza institucional, de credibilidad social y la recuperación económica no se ha logrado dar vuelta, es una crisis muy profunda.