“En la oposición reinaba el espíritu navideño y, de pronto, pasamos a la resaca de las fiestas.” Un tanto resignado, ése era el diagnóstico de un hombre cercano al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, luego de que el titular del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales, le bajó el pulgar al diálogo que se había iniciado entre la Coalición Cívica y el PRO. Las conversaciones que comenzaron en el Congreso tenían el objetivo de llegar a un acuerdo electoral o, por lo menos, a una plataforma de puntos en común. El rechazo de Morales al acercamiento que avaló la líder de la CC, Elisa Carrió, trajo una rápida respuesta desde el PRO. “En esta neo Alianza terminan cayendo en los lugares comunes que le critican al kirchnerismo”, devolvió Jorge Macri, referente bonaerense del PRO.

Como informó este diario, la CC abrió en reserva una línea de diálogo con el PRO con la idea de llegar, en principio, a una plataforma en común de iniciativas parlamentarias. El objetivo de máxima era un acuerdo electoral entre Carrió y la vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti. El acercamiento entre los sectores tuvo dos incentivos en las últimas semanas: el primero fue la decisión de Macri de no firmar el convenio del juego con el gobierno nacional, lo que fue festejado en la CC como una victoria propia. Luego los legisladores de la CC votaron el Presupuesto 2009, que el jefe de Gobierno no conseguía aprobar y que implicaba una disminución relativa de las áreas sociales. Eso sí, Macri tuvo que dejar en el camino la mayoría de los nuevos impuestos que pretendía aprobar.

“Estoy muy flexible en Navidad”, había dicho una sonriente Carrió, cuando le preguntaron por Macri en un programa de televisión. Pero luego de que se conocieran las conversaciones, la líder de la CC aclaró su flexibilidad tiene límites: dijo que pueden “hacer algo” a nivel nacional con el PRO, pero en la ciudad no hay posibilidad. Algunos en su espacio imaginaban, sin embargo, que la candidatura local de Michetti a legisladora porteña sería un buen complemento para la fórmula nacional que hasta ahora encabeza Alfonso Prat Gay, sobre todo si las elecciones se hacen desdobladas (algo que Macri todavía no resolvió).

Anteayer le tocó el turno a Morales, que cerró toda posibilidad de una negociación con el macrismo, cuando reconoció que un frente con Macri “genera complicaciones hacia adentro del partido”. En el radicalismo, hay un sector que ve con buenos ojos un acuerdo con Macri, mientras que otros dirigentes lo consideran como un límite insalvable. “No vamos a hacer un rejunte”, sostuvo el titular de la UCR. “Con el macrismo no tenemos ninguna conversación, más que en el plano parlamentario. En eso tenemos coincidencias con el socialismo”, explicó. En la conducción del PS también señalaban que “la cercanía con el PRO es directamente proporcional con la lejanía del socialismo”.

“Morales termina haciendo lo que le critica al kirchnerismo: agredir, confrontar, definir una identidad por oposición y no por lo que uno es. Lo lamento, porque no es un hombre que tenga esa manera de pensar”, advirtió Jorge Macri a Página/12, mientras participaba del Rally Dakar. A Morales también le salió al cruce el ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti. “Hay que hablar de políticas de Estado. Creo que cuando alguien habla de límites y pone el nombre de una persona es claramente sectario”, consideró Grindetti. El funcionario PRO advirtió que no es positivo que “alguien se arrogue esa forma de decir, de poner límites”. “Nosotros tenemos ideas y propuestas y con todo aquel que comparta eso, podemos ir juntos”, indicó Grindetti.

Desde las playas de Pinamar, el legislador de PRO Cristian Ritondo también cuestionó los límites que puso Morales y –fiel al espacio peronista que integra dentro del PRO– puso en duda que se pueda llegar a un acuerdo con la CC y sus aliados. “Nosotros tenemos que construir una alternativa. El odio no construye. Tenemos un modelo de país, que seguramente no lo compartimos ni con Carrió ni con Morales, porque no tenemos el mismo modelo de país de la Alianza”, concluyó.