EL PAíS › ASUSTA CON EL FANTASMA DE LA SUBVERSION INSTITUCIONAL

López Murphy, otro Alsogaray

El ex ministro de Defensa y de Economía de De la Rúa busca su posición a la derecha del dial. Alerta contra un peligro que de verdad es más que limitado y se coloca como defensor de los ahorristas.

 Por Martín Granovsky

En un día de rumores absurdos sobre tráfico de armas, invasión guerrillera y golpe de Estado, Ricardo López Murphy fue el único dirigente político que les puso nombre a los fantasmas. Dijo que hay un nivel de conflictividad lógica, por los enojados de la recesión y el corralito, y otro “que tiene una raíz sediciosa” y quiere “subvertir el orden institucional”.
“Llegan armas a Salta”, decía una versión. “Vienen de Colombia”, completaba otra sin tener en cuenta que la guerrilla colombiana no tiene objetivos lejos de su país. “Mañana estalla todo”, consignaba un tercer rumor, que como los otros era impersonal, sin nombres ni apellidos, y por supuesto sin origen definido ni fuente emisora identificable.
¿Una forma paraoficial de disuadir a caceroleros tranquilos? ¿Carapintadas con ganas de repetir? ¿Servicios con ganas de volver? ¿Gente mala que quiere empiojar al Gobierno calentando el ambiente? Ayer no hubo respuestas, pero en estas cosas casi por definición no hay respuestas. El rumor eficaz es falso, pero debe tener cierta credibilidad para que cualquiera pueda hacerse eco sin pasar un papelón.
El caso del ex ministro de Defensa y de Economía de Fernando de la Rúa es diferente. Como siempre, lo suyo fue frontal. “No nos engañemos”, dijo al diario La Capital de Rosario. “Hay quienes hoy están proponiendo dar vuelta la democracia representativa y pluralista e ir a las utopías sangrientas caídas de la Europa oriental”, opinó. También aclaró que era “un sueño disparatado” y que, por suerte, en la Argentina no colapsó la estructura del Estado.
La frontalidad de López Murphy no disimula que la suya fue, en simetría con los rumores, que son una mentira a medias, una verdad a medias. Es cierto que hay grupos que buscan liquidar la democracia representativa, pero pocos, muy pocos, pretenden reeditar aquí la revolución rusa de noviembre de 1917. La media verdad es consignar un dato sin contexto, sin cuantificación y sin contar, por ejemplo, que en la violencia posterior a cada cacerolazo suelen convivir chicos enojados, gente con experiencia de choque contra la policía en el fútbol, algún contratado, algún ultraizquierdista desnorteado y algún seineldinista en busca de gimnasia antipolítica. La mejor forma de inventar un fantasma e instalarlo es eliminar parte de la realidad. En esos casos el fantasma termina pareciéndose a un espantapájaros, pero puede ser útil a la construcción de un liderazgo político.
López Murphy puede exhibir una trayectoria hacia esa construcción.
Cuando era ministro de Defensa hizo una buena –continuar el desarme acordado con Chile– y una muy mala: rearmó el partido militar, al darle aire político como compensación a la falta de presupuesto. No fue lo único. El rearme político combinado con gestos como la libertad al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas se pareció mucho a la reivindicación que las Fuerzas Armadas buscaban desde el principio de la democracia.
Como fugaz ministro de Economía, después, López Murphy quedó como el purista que quiso cortar el gasto público y debió irse a la fuerza. Fue repudiado socialmente, pero la construcción de imagen intentará demostrar que se trata de un incomprendido.
Con esos antecedentes, el ex biministro se presentó en la Fundación Libertad de Rosario invitado por Eduardo Bongiovani, un ex dirigente de la Unión del Centro Democrático y dejó en claro tres criterios. Uno, que el país está gobernado por una coalición de Eduardo Duhalde, Raúl Alfonsín y Leopoldo Moreau. Otro, que “la comunidad de ahorristas es la que va a pagar la fiesta”. El tercero, que si las cosas salen mal puede haber una inflación de “dos dígitos si son cuidadosos y de más dígitos si no lo son”.
Ya viejo Alvaro Alsogaray y quemado Domingo Cavallo, a la derecha del dial ha nacido una estrella.

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Ricardo López Murphy, el ministro que rearmó políticamente el partido militar.
Se fue condenado políticamente, pero intenta presentarse como un incomprendido.
 
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