Hasta ayer por la noche nadie desmentía la reunión, pero tampoco se conocía lugar ni horario para el crucial encuentro. Mauricio Macri, Francisco De Narváez y Felipe Solá volverían a verse las caras hoy para tratar de acordar un final feliz en el armado de la lista de candidatos bonaerenses de la flamante pero sinuosa alianza política. El jefe de gobierno porteño reclama para su gente lugares expectantes en la boleta electoral de la provincia, pero el empresario multimedia y el ex gobernador privilegiaron a su propia tropa y ocuparon con sus hombres y mujeres de confianza los primeros lugares de la lista. En tanto, Solá cuestionó las dudas del macrismo sobre la candidatura de Gabriela Michetti y puso en duda la continuidad del pacto electoral al afirmar que “el lunes (por hoy) charlaremos y veremos si seguimos juntos o no”.

Los pocos dirigentes de los tres sectores que ayer, domingo de Pascuas, atendían sus teléfonos, trataron de quitarle el dramatismo que le imprimió Sola al cónclave de hoy al plantear la posibilidad de la ruptura y expresaron cierta confianza en que “primará la cordura” para buscar una solución. Desde el entorno de cada uno de los tres dirigentes se ratificaba el encuentro a solas entre Macri, Solá y De Narváez, pero todos aseguraron desconocer el lugar y la hora del mismo. “Quieren evitar transmitir el marco de tensión que seguramente tendrá la reunión”, admitían cerca del empresario.

El armado de la lista de candidatos en la provincia de Buenos Aires es el principal escollo para la continuidad del acuerdo electoral. La alianza política ya sorteó otras crisis, como la disputa entre De Narváez y Solá por encabezar la boleta de diputados nacionales y la resistencia de Jorge Macri y parte del PRO bonaerense a la candidatura del empresario multimedia. Después de tensar la cuerda al límite, Solá declinó su tozudez por ser cabeza de lista y el PRO intervino el distrito conflictivo. Pero los problemas resurgieron.

Tanto De Narváez como Solá consideraron que la confección de la boleta provincial era atributo propio y lo justificaron en que ninguno de ellos condicionó a Mauricio en el armado porteño. Le reservaron al macrismo cuatro lugares intercalados entre el sexto y el decimosegundo lugar en la boleta. Pero Macri no se conformó, reclamó su tercio de porción entre los primeros diez lugares y prometió públicamente un lugar para su díscolo primo Jorge, para ahuyentar el fantasma del armado de listas paralelas en el territorio provincial.

El jefe de gobierno porteño cree que el sello partidario del PRO que acompañará la alianza bonaerense, su figura y la de Michetti son claves para una buena performance de los peronistas disidentes en la provincia. Pero Macri enfureció después de que sus socios desoyeran sus reclamos y presentaran en un acto en Capital y sin ningún referente macrista a la tercera candidata de su boleta conjunta: Claudia Rucci, la hija del asesinado dirigente cegetista José Ignacio. Rucci llegó a la boleta de los peronistas anti K de la mano del jefe de los peones rurales y de las 62 Organizaciones Peronistas, Gerónimo “Momo” Venegas.

Solá prefirió contraatacar los reclamos macristas y cuestionó las dudas que ponen en peligro la candidatura de Michetti a diputada nacional por la Ciudad. “No hay que temerle al que dirán”, habría dicho Solá sobre los cuestionamientos que lloverían sobre la vicejefa de gobierno, que no terminaría su mandato para volver a ser candidata. El planteo de Solá tiene una motivación especial: las encuestas le auguran que Michetti traccionaría un importante caudal de votos a favor de los socios de Macri en el primer cordón bonaerense, donde el electorado de los municipios pegados a la General Paz se comporta casi igual que el porteño.

Cada uno de los componentes de la alianza electoral llegará al encuentro de hoy con una lista que incluirá estos y otros reclamos. Habrá que ver la flexibilidad con que acompañarán Macri, Solá y De Narváez sus pretensiones individuales para mantener viva la sociedad política que sellaron hace apenas dos meses.