“Para los que dicen que soy un bocón, sí, soy un bocón”, se autodefinió Luis Barrionuevo, el titular de la CGT Azul y Blanca, en el acto que coronó una marcha de sindicalistas hasta el Ministerio de Trabajo para solicitar una “inmediata convocatoria a paritarias”. El dirigente gastronómico, opositor al gobierno nacional y aliado de Francisco de Narváez, planteó además su rechazo a las mejoras salariales concedidas mediante sumas fijas, aceptadas por la CGT oficial que conduce Hugo Moyano.

A una semana del enfrentamiento entre gastronómicos y la policía, Barrionuevo movilizó ayer a militantes sindicales de los 56 gremios que le responden. Las columnas de trabajadores de la central obrera disidente se concentraron sobre la avenida Leandro N. Alem al 900. “Nos corresponde discutir paritarias libres en un país democrático y normal. Ha aumentado el valor de la canasta familiar y de los servicios, por lo que se impone preservar el poder adquisitivo de los salarios y las fuentes de trabajo”, dijo Barrionuevo, y pidió “el pago de salarios dignos y un incremento mínimo para los jubilados de mil pesos”.

El dirigente sindical rechazó las sumas fijas porque –aseguró– perjudican “la capacidad y profesionalidad de los trabajadores y achatan a todo aquel que aspira a crecer”. Del mismo modo, se pronunció en contra de salarios “no remunerativos” porque perjudican lo percibido por “las horas extras, las vacaciones y el sueldo anual complementario”.

Los gastronómicos pretenden que las patronales les concedan un incremento de salarios del orden del 28 por ciento y, por eso, rechazan los acuerdos parciales alcanzados por los gremios enrolados en la CGT de Moyano. La semana pasada fueron reprimidos por efectivos de la Policía Federal en Barrio Norte, frente a la sede de la cámara que nuclea a las empresas del sector. Ayer, después de la marcha y de su discurso, Barrionuevo llamó a los manifestantes a desconcentrarse “tranquilamente y en paz”.