EL PAíS › DIEGO GUELAR EXPLICO SU ALEJAMIENTO
“No es por la interna”
El actual embajador en Estados Unidos negó que haya sido relevado por su vinculación política con Menem. Pero su sucesor, Eduardo Amadeo, sugirió lo contrario. Ahora falta el acuerdo del Senado.
“Lo lógico es que me entere por los diarios porque no tengo nada que ver con mi reemplazante”, declaró ayer el todavía embajador en los Estados Unidos, Diego Guelar, refiriéndose a su relevo en el cargo por parte del actual vicejefe de Gabinete, Eduardo Amadeo. Para el actual embajador, el recambio “no está ligado a la interna porque Eduardo Duhalde me designó sabiendo mis antecedentes” como diplomático en diferentes destinos de la administración de Carlos Menem. Lo cierto es que Amadeo ya está con las valijas en la mano.
El diplomático intentó dejar en claro que la movida que termina sentando a Amadeo en la embajada en los Estados Unidos no tiene nada que ver con la disputa que hoy sacude al PJ. “Si así fuera me hubieran cambiado antes”, dijo Guelar ayer a la tarde en el Palacio San Martín. Fuentes oficiales confiaron que “la decisión del embajador acordada con Duhalde responde a la finalización de una etapa y a la aspiración de Guelar de trabajar en las filas del menemismo y convertirse en el canciller de Menem”.
En el final de la etapa es algo que el embajador también comparte. Por eso en una conferencia de prensa realizada ayer en el Palacio San Martín repitió que “su renuncia estaba firmada hace más de un mes”. Para que esta se efectivizara, Guelar dijo que “esperaba la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”. Hecho que, especuló, podría concretarse la semana entrante. Para minimizar las versiones que interpretaron que su desplazamiento se debió a la interna peronista, dijo que “la existencia de su renuncia se filtró a la prensa y no fue bien interpretada”.
Sin embargo, la interna se pudo percibir en las definiciones del propio Amadeo. “Para mí, la designación es fruto de mi lealtad con mi gobierno y también un desafío profesional importante.” Para que no quedaran dudas de las diferencias, acotó: “Yo comienzo una etapa nueva, en el sentido de que el énfasis es otro. A mí me toca la parte de hacerme amigo de vuelta”. De Estados Unidos, se entiende.
El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, también intentó desligar a la medida de la interna justicialista. “No tiene nada que ver con interpretaciones de tipo político. El Gobierno pretende tener en Washington su embajada trabajando fuertemente detrás de esta negociación permanente que estamos llevando adelante con los organismos internacionales y este deseo de reinsertar la economía argentina en el marco de la economía internacional”, señaló en una de sus habituales presentaciones matinales en la sala de conferencias de la Casa Rosada.
El pliego de Amadeo todavía debe ser elevado al Senado y aprobado por la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta. Paralelamente, el gobierno de George W. Bush debe acordar el placet diplomático. Tarea que entre una cosa y otra demorará entre unos 30 y 45 días. Cuando entregó sus credenciales como embajador, Guelar le llevó a Bush un toro de peluche celeste, del que dijo que era la “vaca Valentina”. La pregunta del millón es ¿qué llevará Amadeo?