Los radicales no cederán fácilmente a la pretensión de Julio Cobos de tomar el control de la UCR como paso previo a la búsqueda de la Presidencia en 2011. Lo dejó en claro ayer el titular del Comité Nacional, Gerardo Morales, al afirmar que su sucesor no debería ser cobista, sino algún radical que haya participado de la “resistencia” a la fuga de dirigentes hacia el kirchnerismo. El senador jujeño ratificó, además, la continuidad del acuerdo con la Coalición Cívica y el Partido Socialista y señaló que Elisa Carrió ocupa “un rol central” en ese armado político.

Morales nunca terminó de digerir la decisión de Cobos de soltarle la mano al radicalismo para tomar la del kirchnerismo. El voto no positivo del vicepresidente en el debate sobre las retenciones móviles cambió el rumbo de los acontecimientos y la fuerza de los hechos llevó al titular del Comité Nacional a reabrirle las puertas del partido.

“Nosotros resistimos en el radicalismo”, suele remarcar, sin embargo, Morales en contraste con aquellos que, como Cobos, buscaron otros horizontes en el peor momento del partido. Ahora hizo público ese sentimiento: dijo que su reemplazante en la presidencia del Comité Nacional debe ser alguien que “no sólo haya formado parte de todo el proceso de reconstrucción y resistencia, sino que tenga la visión de integrar, de reunificar al partido, de buscar una gran confluencia y una apertura”. Desde la conducción partidaria postulan al senador Ernesto Sanz, quien acompañó sin fisuras la presidencia de Morales.

Cobos pretende apoderarse del control de la estructura radical. Está convencido de que la UCR es la mejor plataforma para candidatearse a presidente dentro de dos años. Entre los nominados por el cobismo para suceder a Morales sobresalen el mendocino Raúl Baglini y el rionegrino Pablo Verani, quien en el momento de auge de la Concertación Plural también fue aliado del kirchnerismo.

A principios de esta semana, Cobos hizo dos movimientos en línea con sus planes: por un lado, recibió en su despacho a Morales y los titulares de las bancadas del radicalismo en el Congreso, Oscar Aguad y Ernesto Sanz, para acordar una agenda legislativa común entre la UCR y el cobismo, con vistas a una posterior integración de ambos espacios en un mismo bloque una vez que se produzca el recambio parlamentario de diciembre; por otro, organizó una cumbre con la cúpula partidaria, Enrique “Coti” Nosiglia, Jesús Rodríguez, Ricardo Alfonsín y los cobistas Mario Meoni, César Biffi, Juan Carlos Jaliff. En esos encuentros, el vicepresidente se presentó como “precandidato natural”. Después lanzaron al ruedo de posibles sucesores de Morales a Baglini y Verani y sus colaboradores marcaron diferencias con Carrió, desde cuyo espacio simpatizan con la idea de que el cordobés Mario Negri tome las riendas de la UCR.

“Si algún sector ejerce presión para que vaya algún candidato que no ha tenido conducta partidaria, va a generar un quiebre”, advirtió Morales frente a la pretensión de los cobistas, a quienes también estuvo dirigida su frase acerca de que el radicalismo “es un partido demócrata progresista, no es el partido del éxito”. Cerca del vicepresidente suelen afirmar que la UCR debe desprenderse de “los perdedores”.

Morales aclaró que “las únicas condiciones que acepto son las que me impone la Convención” y, además de asegurar que el radicalismo va a “seguir apostando al Acuerdo Cívico y Social”, defendió a Carrió: “Tiene un lugar importante –enfatizó–. Al ser la líder de la Coalición Cívica, ocupa un rol central”.