EL PAíS › COLOMBO DIO SU VERSION SOBRE EL GOBIERNO DE DE LA RUA
“No traicionó a la gente”
El ex jefe de Gabinete del trunco gobierno aliancista reconoció errores propios y de terceros. Criticó a Chacho y a los gobernadores.
Por Santiago Rodríguez
Chrystian Colombo ocupó un puesto clave del gobierno de Fernando de la Rúa hasta el día mismo de su caída. Antes de que abandonara la Jefatura de Gabinete era frecuente verlo y escucharlo en los medios, pero desde entonces se recluyó en el silencio. En la intimidad de los comités radicales, en cambio, habla y dice cosas como que la gestión de la Alianza fue “incapaz de dar respuestas, pero también hubo cierta hipocresía de los gobernadores, de la oposición y, de alguna manera, un cambio en la sociedad porque De la Rúa no traicionó el mandato de su partido ni de la gente”. Página/12 estuvo ayer en una charla que ofreció ante un puñado de correligionarios en la que sostuvo también que “fue una gran irresponsabilidad de parte de (Carlos “Chacho”) Alvarez” haber renunciado a la vicepresidencia.
Para Colombo la dimisión de “Alvarez” –así lo llama ahora, a secas– no sólo fue una irresponsabilidad, sino también la evidencia de uno de los problemas que la administración de De la Rúa tuvo en su génesis en términos políticos. “Hicimos una buena alianza electoral, con un buen discurso que era el que el electorado quería escuchar, pero al momento de gobernar carecimos de la alianza política necesaria para intentar algún cambio”, explicó ante los no más de 30 correligionarios que se acercaron a escucharlo en el Ateneo Hipólito Yrigoyen, en pleno Barrio Norte.
Colombo estuvo allí por invitación de las autoridades del comité para cerrar un ciclo de charlas sobre las gestiones de los distintos presidentes del radicalismo. Desacostumbrado a la exposición pública, el semblante del ex jefe de Gabinete se transformó cuando al llegar se topó con una cronista y un camarógrafo de televisión, que optaron por retirarse desalentados por el oportuno anuncio de los organizadores de la disertación de que no habría declaraciones públicas.
Ya en “la intimidad” del comité, como dijo quien lo presentó, Colombo desgranó los “errores” de la administración aliancista y arrancó señalando que surgían “básicamente de un mal diagnóstico”. Habló primero de “una subestimación de la complejidad de la crisis en términos morales” y de que “la instrumentación política de medidas contra la corrupción no tuvo la suficiente fuerza”. Apuntó que así como frente al problema militar la réplica política de Raúl Alfonsín fue el Juicio a las Juntas –las leyes de Punto Final y Obediencia Debida no entraron en su consideración–, durante la gestión de De la Rúa no se impulsó “por ejemplo, el juicio a la Corte Suprema, ni tampoco se planteó ese tema durante la campaña”.
Después agregó que “se subestimó la complejidad del problema económico” porque “se creyó que la crisis del ‘98 era transitoria” y “en la Carta a los Argentinos se ratificó no sólo la convertibilidad, sino también la intangibilidad de los contratos y de las privatizaciones”. “Hubo pereza intelectual”, reconocería mucho más adelante a propósito de tanta “subestimación”, cuando sus correligionarios empezaran a hacerle preguntas y pedirle más precisiones.
Antes de llegar a eso, Colombo marcó otro de los “problemas serios” que llevaron al gobierno de De la Rúa a la crisis: la asunción de George Bush como presidente de los Estados Unidos y “el cambio del eje de la administración norteamericana hacia Latinoamérica”.
Además de señalar que se careció de la “alianza política necesaria para intentar algún cambio” sin hacer autocrítica alguna de por qué, Colombo subrayó dos equivocaciones más en ese terreno: por un lado, que “fue un error que los que hicieron la Alianza ocuparan cargos ejecutivos porque se la vació de contenido político”; segundo, otra mala evaluación “del fenómeno de irrupción de los gobernadores en el escenario electoral”.
Colombo tampoco profundizó demasiado la autocrítica en lo referido a la gestión. En ese caso, explicó que “el gobierno siempre se preocupó por comunicar a los medios pero perdió la comunicación con los dirigentes y con la gente” y aportó una definición novedosa para calificar esatendencia: “Posmodernismo en la comunicación”. Quizás lo más duro en este punto fue que dijera que “por problemas de internismo hubo un grave déficit en la implementación del gasto social” ya que después prosiguió con un párrafo imperdible: “Finalmente, más allá del diálogo con todos los sectores, el gobierno terminó de alguna manera divorciado con la sociedad y carente de apoyos. Es verdad que hubo incapacidad de dar respuestas, pero también cierta hipocresía de los gobernadores, de la oposición y, de alguna manera, un cambio en la sociedad porque De la Rúa no traicionó el mandato de su partido ni de la gente.” ¿Será por eso de que en la Carta a los Argentinos se ratificaron la convertibilidad y las privatizaciones?
De Alvarez no habló hasta que le preguntaron, pero entonces no dejó pasar la oportunidad. No sólo lo tildó de “irresponsable”, sino que volvió en su contra cuando le hicieron la también previsible pregunta de por qué se incorporó a Domingo Cavallo al gobierno. “Fue un intento del Presidente por ampliar la Alianza. En esa decisión tuvo gran peso la opinión de Alvarez. Yo vi y escuché, porque me lo vinieron a pedir a mí, que Alvarez se sumara también al gobierno como Jefe de Gabinete”, respondió.