EL PAíS › EL SENADO DIO MEDIA SANCION AL CRONOGRAMA Y APROBO LA RENUNCIA
Ahora apenas falta lo más complicado
El Gobierno consiguió el aval senatorial a uno de los puntos acordados con los gobernadores a instancias del FMI. Diputados lo tratará la próxima semana. Será más difícil. Cruces entre peronistas.
Por Eduardo Tagliaferro
Fue trabajoso, pero finalmente ayer el Senado aceptó la renuncia de Eduardo Duhalde a la Presidencia de la Nación. Preocupados por superar la mala imagen que anteayer entregaron los diputados, que ni siquiera pudieron sentarse en sus bancas para debatir el mismo tema, el oficialismo apuró el paso y aprovechó la ocasión para también suspender la ley que convocaba a internas abiertas y simultáneas y aprobar el cronograma electoral nacional que surgió en el congreso nacional justicialista de Obras Sanitarias. Pocos creen que éste sea el comienzo del fin de cuatro meses de discusiones. Meses en los que el tema ocupó un lugar destacado en los medios desplazando cuestiones mucho más urgentes.
A pesar de los discursos en los que se argumentó que la existencia de una fecha cierta de llamado a elecciones “daba certezas”, “contribuía a mejorar la situación social”, “garantizaba los derechos de todos los ciudadanos argentinos”, “otorgaba transparencias” o era “un buen gesto para los funcionarios de los organismos multilaterales de crédito”, a ninguno de los senadores se le escapó que el trámite simplemente tenía como objetivo llevarle una buena noticia a Duhalde.
A primeras horas del mediodía en el bloque peronista se había alcanzado un acuerdo que incluía solamente aprobar la renuncia de Duhalde. Para la semana que viene quedaría el debate de los restantes puntos. Así las cosas, se buscaba contener a unos 9 senadores encolumnados con el menemismo.
Fue una llamada desde la Casa Rosada la que desequilibró las cosas. “No alcanza con la aceptación de la renuncia, voten también la suspensión de las internas y el cronograma electoral”, fue la contundente respuesta que Duhalde le entregó al titular del cuerpo, el cordobés Juan Carlos Maqueda, cuando éste lo puso al tanto de las negociaciones dentro del bloque. “No se le escapa que se pone en riesgo la unidad del bloque”, lo alertó Maqueda. “Avancen igual”, fue la última palabra del Presidente.
“La verdad es que nadie cree que esto ayude a un futuro acuerdo con el FMI. Hasta marzo o abril la relación con el Fondo no va a cambiar. El apuro de Duhalde busca acorralar más a Carlos Menem en la interna peronista que ninguna otra cosa”, dijo a este diario un senador del oficialismo intentando explicar la llamada telefónica del jefe político del PJ bonaerense.
La aceptación de la renuncia no fue tan trabajosa como lo fue la suspensión de las internas abiertas y el nuevo cronograma electoral. Aunque cinco horas después y luego de tediosas discusiones en las que las diferencias políticas apenas se insinuaron detrás de argumentos jurídicos o constitucionales, sólo hubo cuatro votos en contra, la pelea dentro del bloque peronista promete nuevos capítulos. “Hoy en nuestro bloque nos han llevado por delante. No se ha cumplido con la palabra”, disparó Eduardo Menem cuando le tocó fundamentar su oposición al proyecto. “Me pareció insólito lo de renunciar por decreto”, había dicho antes. Aunque el mensaje riojano tenía como principal destinario al titular del cuerpo, Maqueda miraba sin ver.
Fue la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner, titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la que salió al cruce del menemismo. “La primera regla de un militante o legislador es aceptar el juego de la mayoría y de las minorías. Es el derecho a disentir. Ese derecho de quiénes dicen que fueron maltratados hoy en el bloque, en otro momento no se toleraban. Antes no eran contemplados, se los expulsaba del bloque. Hoy nadie va a ser expulsado por no votar esta ley”, dijo Kirchner cuando le tocó cerrar la ronda de ponencias, cobrándose aunque fuera en parte años de ostracismo dentro de los bloques del PJ. Ese fue el momento en el que irrumpió la política. “Mi partido es el escenario de las grandes contradicciones. El escenario en el que se dan las grandes disputas y en el que se enfrentan diferentes modelos”, describió Kirchner.
El guante estaba lanzado. El titular de la bancada justicialista, el sanjuanino José Luis Gioja, subió un escalón más. “Las internas mostraban la pelea por el poder. Es que el justicialismo ha generado en la sociedad argentina una expectativa seria de poder”, se ufanó.
Maqueda tuvo que pedirle a Gioja que le pidiera el pase a cuarto intermedio para levantar la sesión y aunque luego intentó sentar a los senadores en sus bancas para hacerlos votar algo que había quedado traspapelado. Al igual que los chicos cuando suena la campana de recreo escolar, todos habían abandonado el recinto. Claro que los chicos tienen toda su ternura e ingenuidad intactas. El próximo capítulo será la semana que viene en Diputados. El oficialismo deberá sudar la gota gorda para arrear a los radicales cuyo voto les es imprescindible para hacer ley la media sanción de ayer (ver recuadro aparte).