Domingo, 29 de noviembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › PAGINA/12 HABLO CON EL TESTIGO QUE TRATARON DE SECUESTRAR DESPUES DE DECLARAR EN LA CAUSA BRUSA
El comisario de la policía santafesina Avelino Cantelli dijo que detrás del hecho hay un represor exonerado de esa fuerza. Explicó que quienes por error se llevaron a un vecino suyo “estaban organizados”.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
“¿Quién es?”, pregunta detrás de la puerta. La identificación del cronista lo tranquiliza. Abre y deja el revólver arriba de la mesa: un Magnum 357. “Un arma poderosa”, bromea. Y explica por qué tantas precauciones. “Lo que pasó es gravísimo”, dice Avelino Cantelli, el comisario de la policía santafesina que el martes pasado declaró en el juicio a los represores de la dictadura, entre ellos el ex juez Víctor Brusa. Al día siguiente, cuatro desconocidos intentaron secuestrarlo, pero se confundieron y tomaron como rehén a un vecino suyo, de su misma edad, muy parecido él, que vive en el mismo edificio, en la planta baja y en el departamento de enfrente.
Cantelli es preciso y, al referirse al secuestro que por error sufrió su vecino Raúl Bianchi, hasta menciona el nombre de un represor que anda suelto. “Le digo la última información que recibí. Me dijeron que uno de los que podría integrar esta banda de delincuentes sería un tal González, un ex policía que fue exonerado de la fuerza y estaría implicado en esto”, relata en diálogo con Página/12.
–¿Cree que hay un ex policía detrás de esto?
–Es el dato que me dieron. Sí, efectivamente. Es una persona muy peligrosa, capaz de hacer este secuestro. Porque no fue una tentativa. A mí me quisieron secuestrar, pero por error se llevaron a un vecino.
–¿Y qué más le dijeron?
–Que no sería el único, que podría haber más secuestros en Santa Fe.
–Parece un mensaje para meter miedo.
–Una cosa mafiosa. Estos tipos son profesionales, los que secuestraron a mi vecino estaban organizados. Porque cuando se dan cuenta del error, que se habían llevado a otra persona, dicen: “Este no es Cantelli. Seguí con el procedimiento”. Y después lo dejan en el Puente Negro.
El secuestro fue el martes pasado a la mañana. Cantelli volvió a su departamento alrededor de las 9 y diez minutos después salió Bianchi. “Se ve que nos estaban espiando porque había dos vehículos estacionados cerca del edificio: un auto y una camioneta”, dijo Cantelli. Quienes secuestraron a Bianchi tenían el rostro cubierto. “Eran dos muchachones, me manotearon desde atrás, me pusieron una manta en la cabeza y me alzaron en la caja de la camioneta. Quedé boca abajo. En el vehículo había dos más. Los cuatro con pasamontañas”, contó después el vecino de Cantelli, quien calcula haber hecho un recorrido de media hora, sin escalas, hasta que lo bajaron en una casa, en la que apenas pudo ver una puerta marrón. Cuando le sacaron la manta de la cabeza, se dieron cuenta del error. “¡Ese no es Cantelli! ¿Qué hicieron pelotudos?” escuchó que decían. Ya no hubo más comentarios ni diálogos. Lo volvieron a subir a la camioneta y lo dejaron en la zona del Puente Negro.
Cantelli declaró el martes como testigo en el juicio a Brusa y compañía. Ya no tiene dudas de que el intento de secuestro está vinculado con su testimonio. En su declaración ante el Tribunal Oral, ratificó el rol que cumplía en el aparato represivo de la dictadura uno de los imputados en la causa que falleció en 2007: el ex encargado del Destacamento de Inteligencia Militar 122, Nicolás Correa. “Era un asesio”, dijo. Y lo acusó por una bomba que le pusieron en la puerta de su casa después del golpe de 1976, que “gracias a Dios no explotó”. “Los militares eran una banda de delincuentes comunes”, agregó.
También le pidió explicaciones al ex gobernador Jorge Obeid por haber reciclado a Correa en la democracia, como asesor de seguridad de su primer gobierno (1995/99). “Yo lo denuncio al ingeniero Obeid porque lo tuvo cuatro años a Correa al lado suyo”, como segundo de la Subsecretaría de Seguridad Pública.
–¿Usted acusó a Correa y a otro militar, Eleodoro Jorge Hauque?
–Correa le ordenó a Hauque que me pusiera la bomba. Ese día explotaron trece bombas en Santa Fe. Yo vivía en Francia 4229. La que pusieron en la puerta de mi casa lograron desactivarla antes de que explote. Hubo un revuelo bárbaro en el barrio. Mi señora y mi hija sufrieron un ataque de pánico, un trauma por el que estuvieron bajo tratamiento médico y que les dejó secuelas hasta el día de hoy. Quedaron mal. La nena tenía nueve años.
–El juicio dejó a la luz el rol de Correa en el circuito represivo, pero usted ya lo había denunciado hace once años, cuando era funcionario de Obeid.
–Sí, lo denuncié y nadie hizo nada. Obeid lo apañaba. Cuentan que Obeid y (el ex subsecretario de Seguridad Pública, teniente coronel José) Bernhardt son del mismo pueblo de Entre Ríos. Y Correa trabajaba con Bernhardt.
–Y también mencionó a otros dos imputados: Héctor Colombini y Eduardo Ramos.
–Me preguntaron si integraban la patota militar. Yo dije que Colombini y Ramos eran oficiales del D-2 (Departamento Informaciones) que dependía directamente del jefe de Policía de la provincia (coronel Carlos Alberto Ramírez). El D-2 era una brigada antisubversiva a las órdenes del Ejército, era el nexo con la policía. Y los operativos eran conjuntos.
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