SOCIEDAD › LA NOTABLE ESTADISTICA DE ROBOS DE AUTOS Y AUTOPARTES SIN PAPELES

Desarmaderos

El Ministerio de Justicia y Seguridad reveló que en 47 allanamientos, sólo en Warnes, se secuestró casi un millón de partes de automóviles que no tenían documentación en orden. Los autopartistas preparan una marcha de protesta y señalan una conspiración.

 Por Raúl Kollmann

En 43 allanamientos realizados en la zona de la avenida Warnes, se secuestraron 31.917 puertas de coches, 10.611 capots, 11.514 puertas de baúl y muchísimos repuestos más, hasta completar la cifra de 970.000. El número consta en un informe del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Nación. Los comerciantes que exhibían estas autopartes –por lo general en depósitos atrás de los locales– no tenían documentación que respalde su origen, por lo que no es descabellado suponer que la mayor parte proviene de autos robados. Un cálculo sencillo indica que el material secuestrado proviene de más de 8000 vehículos.

Según sostiene la Dirección Nacional de Fiscalización de Desarmaderos y Autopartes (Dnfda), un área de Justicia, las estadísticas son contundentes: si se comparan las cinco marcas de autos más robados con las de los repuestos descubiertos en los allanamientos de Warnes, Wilde y Solano, la lista es idéntica. Desde el otro lado del mostrador, la Cámara de Comerciantes y Reparadores de Partes de Automotor prepara una marcha para el martes y aduce que existe una ofensiva para borrar del mapa todo el comercio de la avenida Warnes: “Nos persiguen a nosotros en lugar de a los desarmaderos”. En forma paralela, hay un intenso debate sobre la complicidad policial con los desarmaderos y la venta de autopartes robadas y, además, surgió una polémica entre los jueces y fiscales. Para la mayoría, vender repuestos de los que no se sabe el origen es un delito. Para un fiscal, Jorge Rodríguez, y un juez, Luis Alberto Schelgel, no existe delito y sobreseyeron a varios imputados en distintas causas.

Uno de los allanamientos que hizo más ruido fue a un tradicional negocio de la zona de Warnes, conocido como Los Hermanos. De allí se llevaron 20.000 piezas en situación irregular. “Nosotros no vamos a defender lo indefendible”, dicen otros comerciantes de la avenida. Dan por hecho que hay negocios en los que efectivamente se comercializan partes robadas. Pero de inmediato viene la advertencia: “¿Usted cree que esos comercios sobrevivieron quince años sin que nadie se diera cuenta?”, sugieren, dejando tácito que ese fenómeno no pudo haberse desarrollado durante tanto tiempo sin protección policial.

A mano armada

La naturaleza del robo de autos está, a esta altura, bastante clara. Sólo los Fiat Duna, una parte de los VW Gol y los viejos 147 pueden ser robados “de llave”, como se denomina a llevarse un auto que está estacionado, abriendo el vehículo y poniéndolo en marcha sin llave. Todos los demás modelos requieren un robo a mano armada, por la tecnología de seguridad que tienen. Hay quien menciona el dicho “auto más seguro, dueño más inseguro”. Se refiere a que la tecnología de seguridad lleva, sí o sí, a requerir del robo a mano armada.

En el submundo existe casi una lista de precios. Un auto robado “de llave” significa para los ladrones entre 400 y 600 pesos, según el modelo. Un vehículo robado “de caño” vale entre mil y dos mil pesos. Está claro que como carne de cañón, los industriales del robo de autos usan jóvenes, muchísimos de ellos menores de edad y en la mayoría de los casos, con problemas de paco. Pero sean mayores o menores, los protagonistas de este delito son más bien rudimentarios, inexpertos y más violentos que el promedio. Eso es lo que produce una estadística paralela: cuanto mayor es el robo de autos, mayor es la cantidad de homicidios en ocasión de robo.

Nueve de cada diez autos se roban de llave, según la estadística del Ministerio de Justicia respecto a ese delito en Capital Federal. En abril, por ejemplo, se llevaron 1424 autos estacionados y 194 a mano armada. Un total de 1618. En octubre, la última estadística del Ministerio, fueron 1287 “de llave” y 183 “de caño”, con una reducción a 1470.

El dato parece inexplicable, pero aparece un elemento que los especialistas coinciden en señalar: el autorrobo. Personas que por una u otra razón denuncian su auto como robado para cobrar el dinero del seguro. Tal vez porque necesitan el dinero, en otras ocasiones porque no pueden seguir pagando la cuota y quieren hacerse con el efectivo. “Hay denuncias de que se robaron un Peugeot 307 en la vía pública. Es técnicamente muy dudoso. Es una prueba de la existencia del autorrobo”, señalan en el ministerio.

Warnes

Es conocido que el destino de los autos robados, en su mayor parte, es ser desarmados y vendidos como repuestos. El negocio central son las puertas, el baúl y los capots, las partes buscadas después de un choque. Esa es la razón por la que la Dnfda pone tanto el acento en las cantidades encontradas en Warnes. Los comerciantes de la tradicional avenida señalan que “nos persiguen a nosotros, pero no hacen nada con los que son la clave de este delito: los desarmaderos. Están en el Gran Buenos Aires, en la zona Sur, en Berazategui, Solano, Quilmes, Wilde y las localidades aledañas. También en el Oeste, San Martín, José C. Paz, Moreno. Nosotros reparamos, sin partes robadas”, argumentan desde la Cámara. Aunque no lo dicen, sugieren que el Ministerio de Justicia quiere borrar del mapa a Warnes y hasta piensan que hay una especie de complot entre el gobierno nacional y un grupo de compañías de seguros: “Se quieren quedar con la regulación del mercado de los repuestos”.

Desde la Dnfda, que conduce el abogado Juan Pablo Sassano, marcan diferencias entre unos y otros locales de Warnes. No se impulsan allanamientos a los locales que venden repuestos nuevos y entre los reparadores sólo se advirtieron irregularidades administrativas, es decir algunos defectos de inscripción. Pero insisten en que la cantidad de autopartes irregulares es una evidencia categórica. También responden a los cuestionamientos señalando que la Dnfda impulsó allanamientos en Wilde y Solano, concretados bajo las órdenes del juez Luis Armella. En esos procedimientos se secuestraron 50.000 autopartes en situación irregular.

Mudanza y números

Quienes conocen el mundo del delito del robo de autos afirman que hoy en día es casi imposible encontrar desarmaderos en Warnes. “Antes cortaban autos ahí mismo. Hoy hay allí quienes venden autopartes que no se saben de dónde vienen y por lo tanto deben tener su origen en desarmaderos del Gran Buenos Aires. Y no exhiben nada en los locales a la calle. Existen depósitos en la parte de atrás o en lugares ubicados cerca”, explican los investigadores.

“El negocio se sustenta en una cuenta muy simple –explica un repuestero del Gran Buenos Aires–. Una puerta cero kilómetro, puede valer unos dos mil pesos. Viene sin manijas, sin vidrios, sin cerradura. Es la chapa y nada más. Una puerta proveniente de un desarmadero, en cambio, vale unos 700 pesos. Y tiene las manijas, los vidrios, viene completa. Un motor de una camioneta puede costar 10.000 pesos. Del desarmadero 3000. Una caja de un coche nuevo, en cualquier concesionario está en 5000. Del desarmadero, 2000 o menos.”

Polémica y marcha

Este martes, a las 10.30, los integrantes de la Cámara de Comerciantes y Reparadores de Autopartes harán una marcha y concentración en Warnes. Insistirán en que los persiguen, que no los dejan trabajar a fuerza de inspecciones y allanamientos y que existe un plan para sacarlos de la cancha, con la mira de que las compañías de seguros armen una especie de distribuidora de repuestos. Ponen como ejemplo que el Cesvi (Centro de Experimentación y Seguridad Vial), que integran Mafre, El Comercio, HSBC y otras cinco compañías de seguros, ya desarrollaron un centro de reciclado de vehículos. “Se quieren quedar con el monopolio de la venta de autopartes”, argumentan desde la Cámara.

Desde el Ministerio de Justicia aseguran que seguirán adelante con la batalla judicial contra la venta de autopartes cuyo origen no esté totalmente claro. La realidad es que los desarmaderos no pueden sobrevivir sin cobertura policial y, en muchos casos, de los intendentes. No faltan quienes dicen que hay localidades en las que el desarmadero es el comercio de mayores dimensiones, conocido por buena parte de los habitantes y con comisarios, ex comisarios y funcionarios municipales como propietarios. Otros aseguran que el desarmado se está haciendo ahora en talleres más chicos, casi familiares, pero que no pueden pasar inadvertidos.

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